Argentina, subsidios y pensiones

(1) Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
Artículo 25 de la carta de Derechos Humanos de ONU

La carta de Derechos Humanos de la O.N.U. plantea que, toda persona que por causas independientes a su voluntad ha perdido la salud, el trabajo o cualquier impronta que le impida satisfacer las necesidades básicas esenciales, el Estado debe contribuir para ello. Para eso existen los impuestos. Los impuestos tendría que ser el dinero que el pueblo cede al Estado para que éste se ocupe del bienestar del pueblo, para que se ocupe de las obras que el pueblo en forma individual no puede y, para que proteja a las personas que por causas x no lo pueden hacer por sí mismo.

Pero ¿los impuestos son distribuidos de esa manera? ¿Los impuestos que se pagan, se pagan de tal forma que no perjudique al mismo pueblo y beneficie a unos pocos? ¿Esos impuestos vuelven al pueblo o se diluyen en un Estado incapaz de administrar porque lo único que hace es favorecer a los funcionarios y a un grupo dominante?

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Veamos lo que pasa en Argentina, que en política impositiva tiene una política errática pero opresiva. IVA, Impuestos a las Ganancias, Rentas, Impuestos Municipales, Estatales, Provinciales, provisorios y muchos más. Esto se complementa con retenciones a las exportaciones del Agro y de la minería. Gran parte de esos impuestos se vuelcan al pueblo mediante los subsidios al transporte, los servicios y pensiones a la discapacidad jubilaciones graciables, así también a subsidiar prestaciones como agua, gas, luz, limpieza de las calles.

Los subsidios en Argentina, según el gobierno actual, son exagerados y dañan al Estado en su economía. Cabe aclarar que la mayoría de los subsidios eran distribuidos en Buenos Aires y Gran Buenos Aires, en el interior eran mínimos. Ejemplo serían los subsidios a las tarifas de, por ejemplo, el gas. En la boleta que me llega a mi hogar, el consumo real es de $196,76 como consumidor R2-3 (bajo consumo). Pero la tarifa final que tengo que abonar es de $398,20. Precisamente el doble. Ese aumento se distribuye en, un cargo fijo que era de $8,50 y pasó a $ 81,36 desde 2012 a la fecha. En impuestos, como el Impuesto sobre los IIBB transporte y distribución (Impuestos Ingresos Brutos) y demás impuestos. El subsidio que se aplicaba y que se retiró disminuía esas tasas para los menos favorecidos y alguno que otro que no lo necesitaba. ¿Se estudió caso por caso para favorecer a los que lo necesitaban y sacárselo a los que no lo necesitaba? No, se sacó el subsidio para todos los usuarios, pero se dejó el que se le da a las empresas. Según el gobierno para favorecer la inversión. Pero nunca pasó esto.

El gobierno sigue con su política de achicar el gasto del Estado. ¿Bajando los sueldos de los funcionarios? No, porque eso sería atacar a los trabajadores. Baja los gastos eliminando los subsidios o pensiones, el último caso, la pensión a la discapacidad. Toda persona que sufre de una discapacidad invalidante para trabajar recibe una pensión mínima del Estado. Ahora bien, el Estado pone condiciones para evitar abusos, lamentablemente se pasó de un mínimo abuso, no ha investigado para averiguar quiénes delinquían para cobrar una pensión que no les correspondía, a un gran abuso del Estado que quitó subsidios a mansalva, pagando justo por pecadores.

Como dije en la década del 90, no tenemos un Estado gigante, tenemos un Estado mal administrado y lo sigue siendo.