Aurora

Aurora es como antisísmica. Así la describí en mi Twitter un día después de que un sismo sacudiera el estado venezolano Sucre y que tuvo réplica en varias zonas del país. Ese día me mantuve en calma. Estaba en mi trabajo y al principio pensé que era uno de esos compañeros que siempre cargan un tic nervioso encima. Pero no, comprendí que estaba temblando en ese momento en el que rápidamente nos vimos a los ojos. Lo demás ya lo conocerán ustedes.

Al día siguiente, y después de todo ese susto leve, volví a mi trabajo y me enteré que había vuelto a temblar. Coño, otra vez. El gentío abajo de los edificios resguardando sus vidas porsia. En fin, en medio de toda esa tensión, que duró bastante porque nada estaba seguro en ese momento, escuché Forgotten Love, lo que para ese entonces sería su canción recién sacada del horno y bueno, entre búsqueda y vaina, me encontré con el video de un performance oficial, que fue el que compartí en mi perfil.

Resulta que ese cantar me dio algo de calma, me gustó la forma tan libre en la que interpretó ese tema y ahora estoy aquí presumiéndola. Tal como les presumí en entradas pasadas a Loreen, la mítica artista defensora de los derechos humanos. Lo cierto es que Aurora es una cantante rara, así como uno le dice a veces a esas artistas que tienen una forma diferente de expresarte su arte.

Supe quién era por aquella época en la que Running With The Wolves llegó a mí no sé cómo, asumo que fue por esos aleatorios que se lanza Youtube, aunque actualmente casi todos terminen con una canción de Ozuna, Natti Natasha o Bad Bunny. El punto fue que allí la vi, me pareció sumamente misteriosa y, curiosamente, bastante mítica y frágil. Había un ligero aliento a Sia y su característica peluca, pero esta ilusión no me duró más que cierto tiempo, hasta que las diferencié bastante bien.

Así fue cómo me adentré un poco más en sus canciones y me enganché con la nostálgica Through The Eyes Of A Child, con la añoranza de ver este mundo a través de los ojos de un niño. Su voz es potente y sabe jugar con ella, la maneja de una forma increíble, aún así no me había dedicado a conocerla más.

La rezagué como una cantante que podría escuchar, pero que no me desviviría por tener una canción de ella en la memoria de mi teléfono. Pero las cosas cambiaron, y ahora hasta la sigo en Instagram; no con esto quiero declararme fanático, sino que me di el chance de disfrutar de toda esa ferocidad que tiene esa joven noruega de 22 años.

Se me hace cómico e interesante la forma en la que suavemente se mueve al ritmo de la música, simplemente se deja llevar sin tener mucha preocupación por cómo se vea. Ella a veces aparece con los vellos de las axilas como si ni siquiera le perturbara y su peculiar estética al momento de vestir. De verdad, sería muy entraño encontrarme en pleno centro de Caracas a una mujer vestida así, con un poco de tela, encajes y tul encima.

Pero una de las cosas que quizá también me gustan de ella, y que me pasa muchísimo con otras cosas, es una especie de tristeza natural que siempre lleva, como en su canción Warrior, y yo no entiendo cómo videos y temas como Queendom tienen tan pocas reproducciones, aunque honestamente no es un tema que me incomode.

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