Documental: Su nombre es Lee Morgan

El documental narra la vida y la trágica  muerte del músico de jazz Lee Morgan

El documental I called him Morgan de Kasper Collin que puede verse en Netflix, es una entusiasta crónica sobre lo absurdo que termina siendo vivir cruzando los límites. Los excesos desgastan, con el tiempo lo que ha sido efervescencia y pasión queda reducido a escombros.

El músico de jazz Lee Morgan nació en Filadelfia en 1938, su talento fue precoz, a los 18 años entró a la orquesta de Dizzy Gillespie, su carrera que parecía prometedora finalizó pronto. Su historia terminó en 1972, cuando fue asesinado por su esposa. Sin embargo, su música tiene un  relato propio que afortunadamente no termina. El documental habla sobre  ambos asuntos, el crimen y la música.

Aunque se plantea el relato de ambas historias de un modo parejo, afortunadamente, la música cobra una mayor relevancia desde el principio.

En el documental los rasgos de su personalidad, su modo de tocar, presentaciones, grabaciones y los diferentes ámbitos de su vida profesional y personal son narrados por personas cercanas al músico. De hecho, su esposa, Helen, es de algún modo la coprotagonista de esta narración que genera a ratos una atmósfera que da lugar a la melancolía.

La participación de personajes que estuvieron tan cerca de su vida le da un cariz de veracidad a la obra que no llega a ser en ningún momento monótona.

Uno de sus mayores méritos consiste en su parquedad. Cuando el audiovisual narra el incidente de su muerte y los excesos en los que vivía (drogas, alcohol) lo hace lejos del morbo. A diferencia de obras de ficción como Bird (1988) de Clint Eastwood, que narra la vida del músico de jazz Charlie Parker, no posee un tono escandaloso o reiterativo, en él no hay lugares comunes. El tono de la narración es armónica, elegante, divertida a ratos, pero sobre todo reflexiva.

Collin expone los pensamientos de los involucrados de forma equitativa, permite sus opiniones y emociones, pero al mismo tiempo consigue ser lo suficientemente objetivo para contar lo acontecido sin darle protagonismo particularmente a ninguno. Todas las voces conforman la historia y es el espectador quien debe unificarlas.

Atrapante, emotivo y triste a ratos es este documental sobre una figura al parecer muy importante dentro del mundo del jazz, poseedor de un sonido con el cual es muy fácil involucrarse.

La cinta es un excelente recordatorio sobre la vida y la música de Lee Morgan, aunque también reflexiona –quizás sin querer- sobre lo fatuos que podemos ser todos (talentosos y mediocres, músicos y anónimos, pobres y ricos) y lo simple que nos resulta acabar con la belleza, inclusive con la que creamos.

Se llamaba Lee Morgan, después de este documental es casi imposible que olvides su nombre.

@luisauguetol