Relación violenta: no lo llames AMOR

La violencia de género no distingue clases sociales, edad, profesión, estado civil y tiempo en la relación. Hay señales de alerta que son claros indicadores de una relación violenta: los celos, la humillación, el sometimiento al silencio, el control del modo de vestir y de las salidas, la exigencia de que la novia tenga el celular siempre prendido y de que responda sin demora.

Muchas veces esas primeras señales sobre la violencia en un noviazgo son desestimadas o pasan inadvertidas. En el imaginario social la violencia hacia las mujeres está muy naturalizada. Estas creencias refuerzan roles de género estereotipados para mujeres y varones que se transmiten en la familia, la escuela, las relaciones sociales y también todo tipo de productos culturales: novelas, publicidades, canciones, chiste entre otros.

La violencia en los noviazgos es una realidad muy extendida y se manifiesta de distintas formas, algunas son más evidentes que otras. La más frecuente es la violencia psicológica: las amenazas, el control excesivo, la desvalorización constante de lo que se dice o haces. Otra forma es que te obligue a tener relaciones sexuales. La violencia física como empujones, palmadas llegan después, cuando la novia cuestiona o intenta romper la relación o los mecanismos de control y dominación. Y en algunos casos el desenlace es la muerte.

Estas relaciones tienen graves consecuencias: el maltrato psicológico y físico, eleva en los jóvenes el riesgo de embarazo no deseado, de suicidio, de uso de sustancias ilegales, de desórdenes alimenticios y de conductas sexuales riesgosas.

Las nuevas tecnologías de la comunicación también pueden contribuir a brindar advertencias: la exigencia de que la novia tenga el celular siempre prendido, que la pareja revise los mails, las llamadas, los chats y el Facebook son evidentes signos de una relación de sometimiento. Es característico que todos estos comportamientos sean fundamentados con consignas de amor, de cuidado y de protección. Debido a que estas actitudes se las suele interpretar como juegos o como señales de afecto hacia la pareja, suelen pasar inadvertidas, pero las conductas violentas se convierten en experiencias que se reiteran y sostienen en el tiempo.

La violencia emocional o psicológica aparece así disfrazada de amor y, progresivamente, va socavando las posibilidades de la joven de elegir libremente. Progresivamente, las víctimas terminan creyendo ser merecedoras de las agresiones verbales, simbólicas o físicas y terminan naturalizando la relación violenta en la que están inmersos.

De esta forma, la mayoría de las adolescentes no pueden expresar, niegan o no se dan cuenta de estar atravesando una situación de violencia e ingresan así en una espiral del silencio. Las invade la vergüenza, el temor, la desconfianza y la presión social que las recluye y aparta de sus afectos. Los rasgos fundamentales de estas relaciones son la asimetría de poder y la dominación que ejerce uno sobre otro. El sometimiento y la posesividad, que conllevan a que la mujer llegue a un estado de indefensión, caracterizado por el aislamiento, la baja autoestima y la dependencia emocional.

Donde buscar ayuda

El 0800-MUJERES y *112 de Movilnet tiene cobertura nacional y funciona las 24 horas del día, los 365 días del año. Servicio telefónico gratuito, nacional y confidencial brinda información, orientación en situaciones de emergencia, asesoría legal e intervención en casos de violencia machista o violencia contra las mujeres, particularmente en aquellos tipos previstos en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Rina Morales Mera
Orientadora en sexología
@rinamoralesmera