Los ojos de la muerte

¿Cómo serán los ojos de la muerte, qué color tendrán, verán como nosotros?

Los ojos de la muerte

Una noche de pesadilla,

donde el sueño se transforma en dolor,

donde los ojos se mueven

mirando hacia el interior,

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agitaba mis brazos revolviendo sábanas,

agitaba mi mente buscando respuestas.

Como un torbellino mi alma se elevó

y me vi en la cama, agitado mi cuerpo.

Mi cuerpo que en el sueño se transformó.

Pájaro de grandes alas

que volaba en un cielo de utopías,

con un gran sol y una enorme luna,

y volaba con la línea

divisoria del día y la noche

en la medianía de mi cuerpo,

como un deleite de mis anhelos

mi ala derecha en la oscuridad,

mi ala izquierda brillando en la luz.

Fui torbellino,  fui deseo

y sin saber a donde ir

mi vuelo se dirigió

al mar azul.

Vi una aleta, vi una cola enorme,

era una ballena,

vi sus grandes ojos negros,

escuché su canto, llamando,

vi también al barco ballenero,

los ojos de los pescadores

que anhelaban la presa,

los ojos de la ballena

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llenos de incomprensión,

Ojos negros,

de golpe una explosión,

ojo rojo con un dedo de metal,

y el canto de llanto,

y mi graznido de impotencia.

 los ojos ansiosos de los pescadores,

los ojos muertos de la ballena,

y en esos ojos opacos

vi unos niños,

siempre más sabios,

con lágrimas en los ojos,

eran los hijos de los balleneros

que lloraban

por la última ballena que moría,

por el hambre que debían esperar,

y los ojos de los niños,

los ojos de los pescadores,

los ojos de la ballena,

mis ojos,

los ojos de la muerte.

Mi alma escapó del horror

de la impotencia,

y volvió al cielo,

pero no era un cielo

era un río,

un río negro de basura,

con orillas donde vagaban figuras humanas

buscando una gota de agua pura,

con gargantas secas,

donde los que podían conseguir agua

la vendían,

y los que podían comprarla pagaban

con su alma.

Y vi ojos resecos,

cuencas vacías

donde antes había ojos,

ojos opacos,

los ojos de la muerte,

y con un graznido de dolor me alejé.

El cielo volvió a ser cielo

y respiré el aire puro

de la noche día,

pero el cielo,

se hizo techo,

y vi una cama

donde una persona yacía,

personas de blanco

pedían cosas que no podían conseguir

y la persona que yacía respiraba entrecortado

y las personas de blanco gritaban,

y en sus ojos vi impotencia,

y en sus ojos vi dolor,

y la respiración se cortó,

los ojos se opacaron

antes que los cubriera la sabana blanca.

Los ojos se llenaron de bronca,

los ojos de los médicos, mis ojos,

los ojos de muerte.

Busqué una ventana por donde escapar

y salí al cielo celeste y negro,

y miré hacia abajo y vi

un desierto,

una gran selva,

una construcción,

era un hospital,

y arrastrándose hacía la puerta

una niña,

su cuerpo dejaba ver los huesos pequeños,

sus ojos pedían ayuda sin hablar,

un buitre se posó a su costado,

lo único que tenía que hacer era

esperar.

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Un fotógrafo salió del hospital,

nada podía hacer

sólo fotografiar el horror.

De pronto recordé

una foto premiada,

¿acaso se puede premiar la muerte?

y vi los ojos de la niña

y grazné de impotencia, de dolor

y desee no ser ave de rapiña de dura carne,

ser ave de blanca y blanda carne

para que ella clave sus dientecitos

y calme su hambre.

Pero no pudo ser.

Y los ojos de la niña

el ojo de la cámara,

los ojos del fotógrafo

los del jurado,

mis ojos impotentes,

los ojos del buitre que espera,

los ojos de la muerte,

los ojos de la muerte.

Me elevé violentamente

hacia el cielo

celeste y negro

tan fuerte era mi aletear

que me elevaba sin noción de altura,

tan fuerte era mi aletear,

que mi ala izquierda se unió

a mi ala derecha

y todas las plumas armonizaron.

Elevé mis ojos,

y todo mi horizonte se vio cubierto

por unos grandes ojos,

profundamente bellos,

que lloraban,

que gemían de pena,

y comprendí.

Eran los ojos de Dios

que lloraban, lloraban

por tantas muertes,

tantas muertes

que se hubieran podido evitar,

y los ojos de Dios,

los ojos de la ballena,

los ojos de los niños,

los ojos de los hombres,

los ojos de la muerte.

Nito Biassi

Nací en Córdoba, Argentina, en el año 1962, cursé estudios de Filosofía, recibiéndome de Licenciado en 1985, me interesé luego por el área humana y de la medicina, estudié Técnico en Laboratorio Clínico e Histopatología. Posteriormente realicé la especialidad en Bioética y completé mis estudios en la rama de la medicina con la carrera de enfermería. Desde los catorce años escribo poesías con el pseudónimo de Nito Biassi, edité una revista entre los años 1978 a 1980 que tuvo que dejar de ser editada. Publique varios libros de poemas y de relatos por editorial propia. Recitaba poesías en los bares. En el año 2004 formé Luzbelito Ediciones Editorial Anarquista. Me defino ser humano en vías de desarrollo.