Paz, comunicación y lastimeros

Por: Iván Padilla Bravo

El mensaje comunicacional de los pedigüeños está siempre cargado de egoísmo. Se entiende. Quien tiene alguna razón real para pedir, para mostrar heridas lacerantes, públicamente, para describir el dramatismo por la pérdida de algún hijo u otro familiar, está centrado en sí y en su realidad.

Esto no lo cuestionamos. Es más, si llegase tan sólo hasta allí, no se nos ocurriría calificarlo. Es el dolor de un individuo o de un pequeño grupo de individuos (generalmente familiares) intentando resolver una contingencia.

Sin embargo, en artículos recientes y precedentes, he intentado reflexionar sobre el tema, desde la perspectiva del terrorismo del Estado imperial yanqui y sus financistas, transnacionales del capital en distintas áreas, especialmente la petrolera, en el caso venezolano.

Resulta que la figura del pordiosero, del miserable, lanzado en contingente hacia la calle, no sólo para «resolver» su situación inmediata sino para ejercer una vocería desestabilizadora y desestabilizante, cumple una función en el afianzamiento del «valor» burgués egoísmo.

Ese aspecto es importante, pero no es el único. En la, eufemísticamente llamada, «guerra no convencional» el imperio yanqui y sus aparatos,  como el Pentágono y la CIA, tienen la tarea prioritaria de disparar a la conciencia de los pueblos, a su memoria, a su soberanía.

Son tiros que no duelen, a veces ni se sienten cuando perforan y «desangran» la piel de los pueblos. Pero sus heridas son lesivas, a veces mucho más que las «convencionales».

Matar la memoria, la historia, la soberanía y la dignidad de un pueblo, es matar su cultura, su presente y su futuro. Es colonizar, dominar y perpetuar espacios de esclavitud, propios de las sociedades de clases y, especialmente del capitalismo.

Esa es una de las tareas erosionadoras de ese ejército no convencional que hoy está atacando al pueblo venezolano y que, junto al poder de los grandes medios de comunicación y de la guerra económica, quieren matar la paz en la Patria de Bolívar y Chávez.

Esto es muy importante saberlo. Es algo que el enemigo imperial y los apátridas locales lo maneja y controla. Pero nosotros, loa defensores de la paz,estamos obligados a comprenderlo para poder ejercer nuestra defensa integral, para emprender o arreciar nuestra contraofensiva.

Paz, comunicación y lastimeros se mueven como piezas de ajedrez sobre un mismo tablero. El diagnóstico es importante, pero vencer lo es más. No tenemos otra opción sino la de vencer.

Ilustración: Xulio Formoso