Qué bolas, Luisa

Crédito: Costhanzo, El País.

Qué bolas, Luisa. Esa señora de cabello corto entintado que antes  solía ser renuente en las entrevistas mientras estaba en Venezuela y era ocurrente al esquivar preguntas incómodas, ahora desde el exilio se ocupa de hablar demasiado y de intentar hacer cosas que no hizo mientras estuvo en el país.

Creo que gran parte del cinismo de los políticos radica en que un día despiertan y se dan cuenta de todo lo que está mal, de las irregularidades, de la corrupción y un sin fin de situaciones que pueden llevar a cualquier país a una debacle insostenible, así como Venezuela.

La fiscal, quienes algunos tenemos que agregarle el apellido de que fue destituida por la Asamblea Nacional Constituyente , encabeza actualmente un juicio en el exterior en contra del presidente Nicolás Maduro por supuestos hechos de corrupción con la empresa brasilera Odebrecht. También han salido salpicados, según sus alegatos, el exministro de Transporte y Obras Públicas, Haiman El Troudi, y el director del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, Gustavo González López.

Ella dice que hay muchos más, pero hasta los momentos no ha dado mayores detalles sobre esa escandalosa trama de corrupción en la que Venezuela salió manchada. Su nombre pareciera sacado de una de esas cómics de superhéroes: Luisa Marvelia, pero el papel de heroína que ahora desempeña desde otros países no le ha salido bien.

Quien fuera la titular de la acción penal en el país también ha hecho acusaciones de la violación de los derechos humanos en Venezuela y responsabilizó de ello directamente al Gobierno nacional y hasta le ha deseado una mejor suerte al opositor Leopoldo López, quien cumple la medida de casa por cárcel, y otros detenidos. Parece tragicómico todo esto, ciertamente.

Por ahí la llaman «la chavista rebelde», pero ¿rebelde por conveniencia? Me pregunto, ¿qué pasó pues, que todo lo que vocifera ahora no lo dijo cuando estaba en Venezuela ejerciendo sus funciones? ¿Cómo -o por qué- surgió ese cambio entre las protestas del 2014 y las protestas del 2017? ¿Cómo pretende ahora que los venezolanos confiemos en ella si solo se pronunciaba a favor y nunca en contra?

Toda la disconformidad que vivimos los venezolanos y las continuas contradicciones por parte del Ejecutivo y la misma oposición ha conllevado a que nosotros no tengamos en quién confiar, ni siquiera en las mismas instituciones oficiales. Preferimos entonces quedarnos entre especulaciones y nuestro parecer sin creer en los alegatos dados por unos y por otros.

Refiriendo un tema reciente, ¿sí se fijaron en que muchos ciudadanos, a pesar de las imágenes, no confiaban y aún no confían en que sí fue real el atentado en contra del mandatario nacional a pesar de que instituciones como el Ministerio para la Comunicación e Información, el Ministerio de Interior, Justicia y Paz, y el Ministerio Público designado por la Constituyente, han presentado pruebas de ello?

Qué bolas, Luisa

¿Sí ven cómo nos hemos condicionado? Nos cuesta creer, nos cuesta confiar y todo ello se debe a que en los últimos meses ha quedado en evidencia la doble cara de muchos dirigentes de cualquier bando y también de algunos funcionarios y exfuncionarios del Gobierno.

Al igual que ocurrió con Luisa, otros también son curiosamente acusados por el Ejecutivo, como el expresidente de Petróleos de Venezuela, Rafael Ramírez, quien desde el exterior ahora también le gusta hablar, decir, sugerir, advertir e intentar limpiar su imagen. ¿Qué pasaba y qué pasa en el Gobierno que graves delitos salieron a la luz justo cuando estas personas mostraron sus grietas con el llamado madurismo? Que si todas las cosas lujosas que tenía en su residencia, ¿quién del Gobierno no las tiene? ¿Es acaso ese el precio de la traición? ¿No es acaso para dudar?

Por eso mismo es que muchos tenemos la convicción de que en este escenario las palabras se mueven por conveniencia y nos resulta más fácil no creer. No se trata, y esto es algo que muchos aún no comprenden, de alzar banderas para defender personajes o partidos políticos, se trata del grave daño y desfalco que le hicieron a la nación incluso quienes han estado -y posiblemente estén- en cargos importantes en el país, como el Ministerio Público y Petróleos de Venezuela.

Aquí esa fachada de que los gobernantes son y viven como el pueblo ya no tiene peso. Ellos ni son como uno ni viven como uno, aunque muchos otros juren con fervor que es así. Esto no lo hemos ganado nosotros de gratis, como dicen por ahí, hay responsables. A toda esta crisis hay que ponerle rostros y no de quienes la sufren, sino de quienes la provocaron y forman parte de ella.

Ortega Díaz está en Colombia muy preocupada por Venezuela, qué bueno habría sido si ese supuesto sentir por su patria lo hubiese tenido desde el principio y no ahora, cuando ella también tiene la soga al cuello repleta de fuertes acusaciones en su contra. Todo lo que hace un viaje en moto por la ciudad. Qué bolas, Luisa.

 

@Luisdejesus_