Si Biden pacem…

«Si vis pacem parabellum»
Flavius Vegetius Renatus

La frase original, con más de 1500 años de haber sido escrita, aparece expuesta en Epitoma rei militaris, tal vez el libro más antiguo, de la parte occidental del planeta, referido al «arte de la guerra».

Pluvius Flavius Vegetius Renatus era un soldado e intelectual romano (384-450). De su trascendental libro, lo que se guarda como impronta de todos los tiempos, en defensa del Estado, es la frase que tomamos como epígrafe en este Diálogo de hoy y que nos atrevimos a parafrasear: Si (vis) Biden pacem…

Este miércoles 20 de enero, un soldado (sin entrenamiento directo ni caponas, pero al servicio guerrerista del Imperio yanqui) de los amos del mundo Joe Biden, acaba de asumir la presidencia estadounidense.

Luego de un prolongado distraccionista y mediático, protagonizado por el neopresidente Biden y el saliente (¿a empujones?) Donald Trump, finalmente el Imperio hegemónico del capitalismo, acepta utilizar el escenario teatral de la Casa Blanca para que la ocupe un nuevo protagonista.

Joe Biden es conocedor de las responsabilidades (o irresponsabilidades) que debe cumplir ante sus amos (que, por cierto, son quienes gobiernan al

mundo y a los presidentes de los Estados que se le subordinan). «Nada me es ajeno», dice sonriente cuando ya ocupa el trono palaciego, bien acompañado por la CIA, el Pentágono y el mismísimo Departamento de Estado, entre otros tantos aparatos de dominación, persuasión y represión.

Si Biden quiere la paz, a diferencia de lo que sugeriría Pluvius Flavius, de «prepararse para la guerra» lo que debería es rendirse. Rendirse ante la exigencia planetaria de ceder paso a la multilateralidad y cerrar el prolongado capítulo histórico de los imperios, basados en el poder, el egotismo, la acumulación de capital y la «explotación del hombre por el hombre», tal como la caracterizara Carlos Marx, particularmente desde su obra  El Capital (Das Kapital).

La humanidad avanza vertiginosamente en revolución y 2021 es un período demasiado corto para llegar siquiera a «calentar la silla», simbólicamente principal, de la Casa Blanca.

Todo dependerá de los miedos profundos que están al interior del Club Bilderberg y que se reparten proporcionalmente en cada uno de los capitalistas, autoerigidos en amos del mundo.

El tema, este de mi artículo presente, da para «mucha tela que cortar» y, además, Venezuela y la Revolución Bolivariana (por supuesto que junto a otros centros de conciencia y pluralidad en los que China, Rusia, Irán y Cuba, entre otros, juegan papeles preponderantes en la geopolítica mundial y en el restablecimiento del equilibrio de la humanidad entre sí, con la naturaleza toda y con el universo en su conjunto).

Al trabajo y no al capital le corresponde ahora llevar «la voz cantante» como expresión clara y definitiva de Conciencia. Aquí está el destino del Gobierno «de» Joe Biden en los Estados Unidos.

Ilustración: Iván Lira