¿Por qué es tan importante el descubrimiento de las ondas gravitacionales del Big Bang?

El mundo de la astrofísica está alborotado: se habla de un hallazgo único que prueba teorías propuestas por Einstein, de una ventana única al origen de todo lo que conocemos, y hasta de un Premio Nobel en el horizonte.

Pero, ¿por qué deberíamos, en un mundo dominado por tantas noticias más acuciantes y misterios sin resolver, emocionarnos por lo que esconde un gráfico no muy fácil de entender?

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Allí, en esa imagen de líneas fluctuantes los científicos del experimento BICEP2, del Observatorio de Astrofísica Harvard-Smithonian, dicen haber detectado unas ondulaciones que no pueden ser otra cosa que ondas gravitacionales primordiales, es decir, las primeras ondas expansivas del Big Bang.

Aquella gran explosión inicial, que se supone ocurrió hace unos 13.800 millones de años, y la súbita expansión del Universo –llamada inflación cósmica– dejaron su marca, dicen los científicos, en la luz más antigua detectada en el firmamento, proveniente de cuando el Universo tenía sólo 400.000 años.

«Este descubrimiento es especial porque estamos mirando de hecho una huella en una época de 400.000 años que proviene de una pequeñísima fracción de segundo después del origen», le dijo a la BBC Clem Pryke, investigador de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, y miembro del equipo cuyo descubrimiento fue anunciado este lunes.

«Estamos viendo ondas gravitacionales de aquel primer momento de creación escritas en el cielo de 400.000 años», explicó el científico.

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Según las observaciones de este experimento desde el Polo Sur, lo que encontraron es la señal que dejó en el cielo la expansión súper-rápida del espacio que debe haber ocurrido apenas fracciones de segundo después de que todo comenzara a existir.

Esto concuerda con la llamada teoría de la inflación cósmica, propuesta por primera vez en 1982 por Alan Guth para explicar algunos aspectos de la teoría del Big Bang que aparentemente no encajaban, como por qué el espacio profundo se ve igual –en líneas generales– en todos los lados del cielo.

El razonamiento es que una muy rápida y temprana expansión pudo haber suavizado las irregularidades.

Pero la inflación venía con una predicción específica: que generaría ondas de energía gravitacional, y que estas ondulaciones en el tejido del espacio dejarían una marca indeleble en la luz más antigua del cielo, la famosa Radiación Cósmica de Microondas (CMB, por sus siglas en inglés).

Y eso, precisamente, es lo que afirman haber detectado los científicos.

Desde La Plaza/ BBC Ciencia/ AG