El parque de El Principito, para ver con el corazón

Parque El Principito

«Todas las personas mayores fueron primero niños (aunque pocas de ellas lo recuerdan)», escribió Antoine de Saint-Exupéry en 1943. La célebre cita de su libro ‘Le Petit Prince‘ (‘El Principito‘) da la bienvenida a los visitantes que acuden este verano a Ungersheim (Alsacia) para descubrir el nuevo parque temático consagrado a la fábula de este viajero procedente del lejano Asteroide B-612, que observa perplejo el mundo de los adultos.

Inaugurado el pasado mes de julio, el Parc du Petit Prince ocupa 24 hectáreas de terreno a medio camino entre Colmar y Mulhouse, cerca de la frontera franco-alemana. Auto-proclamado «primer parque aéreo en el mundo«, este centro de ocio al aire libre situado en el emplazamiento del fallido Bioscope propone a un público familiar revivir el periplo del Principito, de planeta en planeta, así como sus encuentros con personajes insólitos, a través de una treintena de atracciones respetuosas con el espíritu de la obra original.

«Habíamos recibimos infinidad de peticiones para crear un parque temático dedicado a ‘El Principito'», explica Olivier d’Agay, director de la fundación que controla el legado de Antoine de Saint-Exupéry y sobrino del famoso piloto y escritor. «Pero ninguna nos parecía acorde al mensaje humanista que transmite el cuento. Hasta que llegó la oferta de Aérophile… El sitio, la calidad de las atracciones y el espíritu que reina aquí nos sedujeron inmediatamente».

Para rendir homenaje a este relato poético aparentemente infantil pero cargado de alegorías y simbolismos que pronto lo convirtieron en favorito de los adultos, los gestores del parque han instalado dos inmensos globos aerostáticos estilo Montgolfier, que representan dos de los planetas visitados por el protagonista: el del rey y el del farolero. Ocasión para grandes y pequeños de subir a 150 metros de altura y contemplar todo el recinto así como el fastuoso paisaje circundante, desde los escarpados Vosgos hasta la llanura alsaciana. La oferta aérea se completa con una atracción de sillas voladoras y un aerobar, donde los clientes pueden tomar algo a 35 metros de altura, sentados y con los pies colgando en el vacío.

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Desde la Plaza/El Mundo/AMH