Alí en los ojos del Sol

“Sol, te llama un tal Alí Primera”, le dijo Don Rafael mientras le pasaba el auricular.

La llamada le extrañaba, porque habían transcurrido unos ocho meses desde el instante en que ella le diera el número de su casa, en un pedazo de hoja de cuaderno.

Aquel día, cuando se conocieron, ella trajeaba la tarde con un liquiliqui de falda color salmón, un sombrero pelo e’ guama y una cascada negra sobre la espalda, su larga cabellera. Con su presencia llenaba las tablas del Teatro del Complejo Ferial de Barquisimeto y robó así los ojos del Cantor del pueblo.

Con sus 18 años, ya era conocida como “La reina de la voz liceista” y había sido invitada al encuentro “Los venezolanos primero”, conducido por Gerardo Brito, el General del Folklore. Alí de 34, también había sido convidado a la cantata, y al destino.

Él cantó primero. Ella le seguiría. Sol entonó Venezuela habla cantando, La Paraulata llanera y Alfonsina y el mar. Sentía la mirada profunda de Alí en la espalda mientras enfrentaba al público. Desde entonces ha vivido con ella y para ella.

Al bajar del escenario, su hermano mayor, también llamado Rafael, que era quien la llevaba “poraí, a cantar”, se le acerca. A su lado camina el hombre de la mirada profunda.

Sol, te presento a Alí. Él es el Cantor del pueblo, un cantante muy importante.

En adelante, el hermano, sería el anzuelo al que recurriría Alí para pescar el Sol.

Alguna vez, Cheo Hernández Prisco y el mismo Gerardo Brito, contaron que Alí Primera no era hombre de rodeos, iba a lo que iba. Así que detrás del escenario y delante de Rafael, elogió la voz de Sol y le propuso apoyarla para que grabase sus propias canciones. Acto seguido se calzó el cuatro y dijo:

Te quiero cantar esta canción.

Y le despachó La piel de mi niña huele a caramelo(1).

Sol lo escuchó atentamente. Alí cerraba los ojos para cantar y así ella pudo detallarlo mejor: Camisa y pantalón de jean, botas Loblan y una esclava en la muñeca izquierda con la siguiente inscripción: Chinti, como llamaba a su hija María Fernanda.

Cuando terminó el encuentro, llevaron a los cantores desde el Complejo Ferial a una cena de agasajo. Alí andaba con una novia. Por la educación recibida en su casa, Sol no entendía cómo aquella muchacha andaba con él sin un familiar que los acompañara… “y hasta dormían juntos. Eso me parecía inmoral, por eso me caía mal. Bueno, yo digo que por eso”.

Sol recordará esa noche larense de 1976 por el resto de su vida. “Él me cantó, me miraba profundo, y sus manos, sus manos eran hermosas. La mirada de Alí era pura, transparente, no era común como cualquiera, era única”.

Los que estaban fuera de esa atmósfera observaban con atención. Cheo le dijo al chaperón: “Alí, está mirando mucho a Sol Elena. Y es raro porque Alí no es de estar mirando mucho”.

Y como andaba con aquella novia, no debía estar mirando para ningún lado”, refunfuña Sol.

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A la primera llamada telefónica la sucederían otras, en las que Alí hablaría más con Rafael que con Sol. Detallaban aspectos de grabaciones que jamás ocurrirían. La única canción que Sol y Alí grabaron juntos fue La sirena de este tiempo(2).

Un par de semanas transcurrieron para que llegase un paquete de correo a la casa de los Musset en Acarigua. Por esos días, Sol ya era maestra en una escuelita de Fe y Alegría, así que fue el Don quien recibió aquel pesado paquete.

El bulto contenía los 6 discos que ya había grabado Alí. Sol no sólo atesoró aquel regalo sino que escuchó una y otra vez, cada tema de los acetatos. Pero esos LP tendrían una corta vida.

Estando Sol en su trabajo, Don Rafael recibe la visita de un compañero adeco. Éste se percata de los discos apilados en una mesita de la sala. Y como quien busca una respuesta que ya sabe, pregunta al viejo Musset:

-¿Y esos discos?

Ah! Se los regaló Alí Primera a la nena.

¿Qué? ¿A la niña? ¿Y, tú no sabes quién es ese tipo?

Rafael encogió los hombros

¡Es un comunista, un comeniños!

Sol regresó a casa del trabajo y encontró los LP en el suelo.

“Yo, que era sumisa, obediente, en lo que llegué a casa me molesté muchísimo, porque no era justo que mi papá abriese mi correspondencia”.

Desde entonces, Alí tendría que sortear los escollos, no sólo de un suegro cualquiera, sino también las desavenencias de un rival político.

Cuenta Sol que su madre era ciega. “Una tenía que llevarla de la manito. Ella me pidió que le explicara lo de los discos y el comunista. Yo le conté quién era, le conté que él había escrito una canción, que se llamaba La piel de mi niña y que yo me la había aprendido. Se la canté. Al escucharla mamá se enamoró de Alí. Pero, papá no”.

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Suegro y yerno combatieron los dos años que duraría el cortejo, antes de que Alí reclamara la victoria un 24 de Junio de 1978, mismo día en que se celebrase la Gesta que independizaría a Venezuela definitivamente de España, en Carabobo.

“Hemos ganado la batalla, y la guerra”. Se casaron.

Pero, el comunista compensaría “su falla política” ante los ojos de Don Rafael, con la excesiva humanidad que desbordaba.

Cuando los Primera-Musset visitaban Acarigua, Alí llevaba frutas a la Doña. “Las lavaba, las picaba y se las daba en la boca. Y a mi mamá, mi papá le bajaba el cielo”. Esos gestos del comeniños derribaron las defensas del Don, a tal punto que Sol confiesa: “Era tan hermoso, que papá terminó por amarlo. Te digo más, llegaba a ponerse de su lado cuando teníamos alguna discusión”.

La relación de Alí con don Rafael trascendería la intimidad familiar.

Los camaradas del PC en Maracaibo, al enterarse de que Alí tenía un suegro adeco, decidieron gastarle una broma: Le regalaron un tapiz guajiro con el logo del partido blanco.

-Panita que bello, agradeció el cantor.

Coño, Alí ¿No estás viendo lo que te estamos dando?

-¡Claro! Un regalo para mi suegro.

“Era muy inteligente. Se lo fue ganando”, remata Sol.

Siete años para la piel, cuatro hijos y el canto que arma la lucha no encuentra fin, mientras la estrofa vuelve al pueblo como ola que revienta en la arena.

Cada 31 de Octubre la tierra siente contracciones. Dilata. Sigue naciendo Alí. Nunca ha muerto. Sigue respirando en los ojos de SOL.

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DesdeLaPlaza / Ernesto J. Navarro – Indira Carpio Olivo

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1.- (http://www.youtube.com/watch?v=xUFsMTVVUVE).

2.- (http://www.youtube.com/watch?v=J8fr2bethZg)