Despiden 800 trabajadores de centrales azucareros

Los trabajadores de los centrales azucareros del gobierno son objeto de persecución laboral por parte de las juntas directivas interventoras designadas por el Ejecutivo al punto, que 800 empleados, incluyendo dirigentes obreros, han sido despedidos los últimos meses, informó Reinaldo Bastida, representante del sindicato de la central Pío Tamayo en el estado Lara.

“Todos los centrales del Estado producen a 30% y 40% de su capacidad instalada por la mala administración, burocracia y corrupción de sus directivas, además de que no se realizan las inversiones necesarias para modernizar las plantas”, señaló Bastida, quien fue despedido pese a tener el fuero sindical que le da inamovilidad laboral conforme a la Ley Orgánica del Trabajo.

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Precisó que el terrorismo laboral tiene en vilo a 7.800 trabajadores, pues los patronos se han saltado el fuero maternal de la LOT, entre las despedidas hay mujeres embarazadas o en permiso pre y post natal, además del decreto vigente de inamovilidad laboral que garantiza la estabilidad laboral e impide los despidos.

Bastida destacó que hace tres meses el presidente Nicolás Maduro en un  acto en Sucre ordenó el reenganche de los trabajadores expulsados, pero las directivas siguen reacias a la incorporación de esos trabajadores a sus puestos.

Respecto a la producción, explicó que de una capacidad de 4.500 sacos, de 50 kilos cada uno, al día en la actualidad se procesa  diariamente 2.000-2.100 sacos de  azúcar en su mayoría de origen importado.

El sindicalista indicó que la zafra nacional de caña de azúcar de 93 días de duración y concluida hace un mes alcanzó apenas 34.000 toneladas. “En el central Pío Tamayo la producción de azúcar terminada fue  450 toneladas métricas diarias cuando la capacidad instalada es de 1.800 toneladas al día”, reveló.

Complejo Azucarero

Otra irregularidad señalada por Bastida, es que pese a que los centrales azucareros disponen de inventarios suficientes de bolsas de un kilo de azúcar de capacidad, envase ideal para el consumidor de a pié, sin embargo, la instrucción de las autoridades es empacar el producto en sacos, de los que “no se sabe su destino final porque no llevan ningún tipo de indicación al respecto”.  

 

 

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