Exploraciones acústicas ponen en riesgo el equilibrio de los mares españoles

Especies marinas, recursos pesqueros y zonas protegidas se ven afectados por las sistemáticas exploraciones de hidrocarburos y recursos naturales que se realizan en aguas del Estado Español, actividad que realizan grandes conglomerados tras nacionales de la energía, petróleo y gas.

Las solicitudes de exploración van en aumento, pese a los impactos y la oposición social generada en todas las zonas afectadas, desde el Mar Mediterráneo a las costas de Canarias, pasando por el Cantábrico y el Golfo de Cádiz.

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Todas ellas presentan un continuo riesgo de contaminación por vertidos. Además, se han autorizado ya 30 nuevas áreas marinas para la exploración de yacimientos y posibles nuevas plataformas de hidrocarburos y existen varios permisos solicitados por autorizar, que suponen multiplicar por quince la superficie marina que ya se está explotando. El número, en todo caso, cambia de forma constante. Esta misma semana se han dado a conocer nuevas solicitudes de permisos de investigación de hidrocarburos de cuatro petroleras en el subsuelo marino ubicado frente a las costas de Tarragona, en el Delta del Ebro.

La gran mayoría de esos permisos y solicitudes coinciden con zonas de zonas de alta producción biológica y biodiversidad, que ofrecen cobijo y alimento para muchas especies marinas. «En algunos casos coinciden además con áreas de migración de especies en peligro de extinción, como es el caso de las tortugas marinas en el Estrecho de Gibraltar y Canarias», explicó Angeliki Lysimachou, coautora del informe. «En el caso del Golfo de Valencia el 75% del área de prospecciones (exploraciones) coincide con un corredor de cetáceos, que se va a declarar Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo, bajo la normativa del Convenio de Barcelona de protección del Mar Mediterráneo», afirmó Carlos Arribas.

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Las prospecciones de hidrocarburos en el mar consisten en técnicas que producen detonaciones de ondas acústicas de alta intensidad (hasta 265 dB), a través del uso de cañones de aire comprimido, que se pueden detectar a varios kilómetros de su fuente. Estas ondas acústicas perturban el equilibrio del medio marino ya que el sonido es el principal sentido de orientación y percepción espacial para casi todas las especies que lo habitan. «Los cañones disparan cada diez segundos de manera ininterrumpida durante meses; no se trata de una simple ecografía, como dicen algunos políticos, sino de explosiones equivalentes a entre 30 y 100 kilos de cargas de dinamita«, explicó Arribas, otro de los autores del informe.

La contaminación acústica puede causar la muerte a las especies marinas que se encuentren cerca del cañón, provocar lesiones físicas internas a distancias de varios metros hasta kilómetros y cambios en el comportamiento de cetáceos, tortugas marinas, peces y cefalópodos a distancias de decenas de kilómetros. «En áreas próximas a prospecciones sísmicas se ha comprobado una reducción casi inmediata en las capturas de hasta el 70% debido a que muchos de los peces se alejan de la zona», explica Lysimachou. El descenso «puede darse además a largo plazo, puesto que huevos, larvas y los peces pequeños son los más afectados».

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La apuesta y desarrollo de las plataformas de hidrocarburos en el mar responde a una acción de último recurso por mantener un sistema con gran impacto ambiental y finito. Las cantidades de petróleo que se pueden extraer son ridículas con respecto al consumo diario actual, apuntó Arribas. Mientras tanto, se desaprovecha la oportunidad de apostar por energías accesibles y limpias. 

 

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