Jesús Moreno: La primera exigencia popular fue ¡Queremos ver a Chávez!

13-A El día que retornó la democracia

 

“Portu, dame un güayoyo… pa’ espantar el frío”, le dijo Jesús Moreno al hombre que estaba detrás del mostrador de la panadería “Punceres”. Aquella madrugada del 14 de abril de 2002 estaba batiendo una brisa tan helada en la avenida Urdaneta de Caracas, que penetraba por todas las esquinas.

Mareas de gente caminaban en busca de transporte público, de un desayuno o de un café. Era como si todos salieran de una fiesta a la que había sorprendido el sol… y literalmente lo era.

Tras retornar a Chávez al poder, el mismo pueblo que salió a las calles a enfrentarse a una dictadura muy breve, ahora iba de regreso a sus casas o perseguía una bebida caliente para reconfortar un alma ensanchada por la euforia del triunfo. Termina el café y dice, como para que todos lo escuchen: “Hemos hecho historia”.

24 horas antes, Jesús, combativo periodista de 68 años de edad (hoy al servicio del Diario VEA) llegó al “kilómetro uno”, justo a la estación de combustible que marca el inicio de la carretera que sube de Caracas a Los Teques. “para ver qué vamos a hacer”. Allí se citaron algunos de sus compañeros.

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Primeras demandas

El kilómetro 1 lo marca un puente sobre la autopista Valle – Coche. De un extremo está la vía que conduce a Los Teques (estado Miranda), del otro está la “Alcabala 3”, una de las entradas al gigantesco complejo militar “Fuerte Tiuna”, en donde se suponía estaba Chávez detenido por los golpistas.

“A ese sitio comenzaba a llegar alguna gente, muy temprano el 13 de abril. Bajan del barrio que está detrás de la estación de combustible. De allí, vi salir las primeras pancartas improvisadas sobre papel, no eran de tela, sino hechas con lo primero que encontraron. Todas decían lo mismo: ¡Queremos ver a Chávez! Nosotros recibimos la instrucción de movilizarnos hacia los límites del estado Miranda, donde se suponía estaba actuando Diosdado Cabello (en ese entonces Vicepresidente de la República) para movilizar a los barrios”.

Era lo menos que podía pedir un pueblo que se había engañado por una componenda televisiva. Y es que Venevisión (canal de televisión privado) por medio del presentador Napoleón Bravo, le había mentido reiteradamente al país, asegurando que Chávez renunciaba a la presidencia y despedía a su vicepresidente. Una renuncia que leyeron cerca de 40 veces el 12 de abril, pero que nunca mostraron a las cámaras. Nadie jamás vio la letra ni la firma del presidente. No obstante, esa hipnosis comenzaba a desvanecerse aquel 13 de abril.

Maracay… algo pasa

En poco menos de una hora Jesús presenció como la gente que bajaba de los barrios al kilómetro 1, saturó el espacio que ocupa la estación de combustible, “por eso comenzamos a movilizarnos hacia el puente”.

Es ahí cuando aparece un piquete de la Policía Metropolitana (PM) y descarga sus armas contra los manifestantes. Se trataba de la operación “tierra arrasada” que los golpistas iniciaron contra el chavismo desde el 11 de abril. Las balas, disparadas con armas largas desde la distancia, se mezclan con los gritos de los manifestantes y debajo del puente caen abatidos unos cuatro personas. La policía nunca se atrevió a subir al puente.

En otras partes de la ciudad, los cuerpos policiales operados por los golpistas, persiguen a dirigentes revolucionarios y allanan sus residencias, en una brutal cacería de brujas justificada y magnificada por los canales de televisión RCTV, Venevisión, Televen y Globovisión.

Pero mientras la PM dispara contra el puente del kilómetro 1, Jesús corre a buscar refugio, pero pronto observa la perseverancia de la concentración y regresa sobre sus pasos.

Todos gritan desafiantes a los uniformados pero no lograban ahuyentar la amenaza. “De pronto escuchamos el ruido de un tumulto que aumentaba a medida que se acercaba. Volteamos y es cuando vemos aparecer una cantidad impresionante de gente y los primeros vehículos que sonaban sus cornetas. Incluso, recuerdo que el primer carro, el que encabezaba al grupo, tenía encima unos alto parlantes. Es esa marea de gente lo que obliga a la policía a replegarse… porque se formó como un cerco popular”, describió.

200 ó 300 mil personas, que llegaron de diferentes zonas de la ciudad, exigían ahora a los militares de Fuerte Tiuna que liberaran a Chávez, porque eso les informaron, que allí estaba el presidente.

Se reestablecen las comunicaciones de teléfonos celulares y llegan los primeros mensajes que aseguran, que las barriadas del oeste caraqueño se dirigen sobre Miraflores.

“Serían las 9:30am cuando nos enteramos que hay problemas en Maracay, pero nadie sabía exactamente si eran movimientos a favor del presidente o si eran enfrentamientos entre militares. Lo que si se corrió como pólvora era que el General Baduel, desconoció al autonombrado gobierno de Carmona Estanga”, recordó.

Más tarde el mismo 13, “serían las 10 o las 1o:30am” estima Jesús, ante la solicitud del pueblo, sale del fuerte un general que luego el país conocería como García Carneiro y se dirige a la multitud asegurando que el presidente Chávez no está en ese recinto, que los golpistas lo han trasladado a otro lugar. Lo más importante, dice a la multitud que “el presidente Chávez está bien, que está vivo”.

¡Vámonos a Miraflores!

De lo que ocurre en Maracay, en la base bajo el mando del General Raúl Baduel, muy poco se conoce a esas horas en Caracas. La multitud agolpada sobre la “Alcabala 3”, ya cubre el puente y la autopista. El tránsito de vehículos, en la principal arteria de acceso a la capital del país, se detiene por completo y debido a la censura que las plantas televisoras y estaciones de radio imponen a cualquiera que se hable en contra del golpe de Estado, no llega a saberse que Baduel ha grabado y enviado a los medios, un video donde asegura que los paracaidistas, “unidad de asalto estratégico”, mantienen un irrestricto apego a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y que no reconocen a la junta de facto.

“El día anterior a la manifestación en Fuerte Tiuna, el 12 de abril, habíamos estado muy confundidos y nos tocó presenciar por televisión, ¡Con todo el dolor de nuestras almas!, el autojuramento de Carmona. Aquellos que estábamos vinculados al aparato político y de trabajo social del (entonces) Diputado Juan Barreto, esperábamos orientación para actuar”, contó.

Así que las palabras del general García Carneiro, resultaron un bálsamo alentador y permitió que un grupo de oficiales salieran de la base militar y se mezclaran con el pueblo en masas, aglutinando un movimiento cívico – militar.

Personas con radiecitos portátiles logran sintonizar emisoras comunitarias y “alguna información precisa empezamos a obtener. Ya que estaban reseñando, no lo ocurría en el fuerte, sino a las afueras del palacio de Miraflores. Alguien gritó: ¡Vámonos a Miraflores! y esa voz se multiplicó haciendo que la concentración saliera en marcha por la autopista. La gente caminaba, otros se montaban encima de los carros que salieron… hasta en los techos iba gente sentada”.

Jesús, debe conformarse con llegar a unas calles “cercanas al palacio”, ya que la inmensa cantidad de personas ocupaba buena parte del perímetro de la sede del ejecutivo.

“Apenas en ese momento, pasado el medio día, es que en las afueras de Miraflores empezamos a hablar del golpe de Estado, y a llamar golpista a Carmona”, dice.

No obstante, un momento cumbre de ese día, lo marca la imagen de un grupo de soldados que logran coronar la azotea del palacio de Gobierno y enarbolan una bandera nacional. “Esa era la señal de que habíamos vuelto al poder. Eso nos subió el ánimo y la decisión de resistir allí… lo que hubiera que resistir”.

El estoicismo del pueblo caraqueño, Jesús lo atribuye a un hecho sencillo: “A pesar de que en las grandes masas los rumores corren con facilidad, nunca se llegó a decir el presidente está muerto. La idea de que estaba con vida, pero secuestrado, siempre estuvo presente… quién sabe lo que habría pasado de haberse propagado un rumor como ese”.

De norte a Sur

La media noche del 13 dio paso al 14. En Miraflores seguía la misma multitud que llegó desde la mañana anterior y que ahuyentó a los golpistas.

Todos permanecieron horas y horas esperando al Chávez del pueblo, al Chávez de los pobres, que debía ser retornado a la silla presidencial. Alrededor de las 3:00am, el cielo del valle de Caracas retumbó como con truenos y hubo en la avenida Urdaneta un silencio de cinco segundos.

“Por detrás de las casas que forman La Pastora apareció un primer helicóptero y todos rompimos en gritos de alegría… ¡Ahí venía el presidente! Nos abrazamos todos, era una gran celebración y estuvimos seguros de algo: fracasó el golpe”.

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Cuando Jesús Moreno terminaba su café en la panadería Punceres, aquel amanecer del 14 de abril de 2002, tenía la conciencia de haber participado en una gesta que más tarde recogerán los libros de historia… a lo lejos, unas calles más arriba, todavía podía escucharse el rumor de un pueblo que seguía cantando: “volvió, volvió, volvió”.

 

DesdeLaPlaza.com / Ernesto J. Navarro