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Oposición no abandona violencia porque no le conviene la Constituyente

Para el abogado y experto en economía política, Juan Carlos Valdez, «esta es la oportunidad y no hay otra» de ir a la Constituyente y convertirla en el escenario para un «gran acuerdo nacional». Sin embargo, también afirma que a la oposición no le conviene asistir a esta convocatoria porque «ellos saben que el chavismo no es minoría y no podrán obtener la hegemonía que necesitan».

DesdeLaPlaza.com tuvo la oportunidad de conversar también sobre la arista económica dentro de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente con el conductor del programa «Boza con Valdez» que se transmite por VTV. Esto fue lo que nos comentó al respecto.

¿Es este el momento para convocar una Asamblea Nacional Constituyente?

Sin lugar a dudas. Es más el solo hecho de que se haya convocado te indica que algo forzó a convocarla y lo que pudo haber forzado a convocarla es un hecho fáctico, es una realidad. Es incuestionable, no creo que alguien se atreva a cuestionar que hay actualmente una fractura política y social que tiene a dos porciones de la sociedad en una confrontación casi antagónica, porque ha sido difícil por no decir imposible llegar a un acuerdo. Lo que se está tratando de evitar es que estas dos porciones que no son nada despreciables, lleguen a una guerra civil. Como está la situación objetiva en este momento, todo indica que la situación pudiese derivar en un hecho como ese, que no debería ser deseado por nadie porque sería una fractura histórica que nos llevaría a un atraso enorme.

Basta con que veamos los países donde ha ocurrido guerra civil: El Salvador, Nicaragua, España. La guerra civil española, por ejemplo, produjo cualquier cantidad de muertos y un atraso en el desarrollo de ese país. Entonces, el Presidente, desde mi punto de vista, lanzó una jugada magistral obligado por las circunstancias pero que está dentro del ámbito constitucional y no rompe con el Estado de derecho. Es una herramienta extraordinaria para salvar al país de un conflicto fratricida.

Esa fractura, en este contexto, ¿es consecuencia del modelo que se propuso en el 99, es responsabilidad de la oposición o es responsabilidad de este gobierno?

Establecer responsabilidades es complejo porque es multifactorial. Podemos decir que en parte deriva por la Constitución del 99 porque allí se rompió con un esquema paradigmático como la democracia representativa y ese no fue un hecho simple. Romper con ese esquema significa romper con una concepción del ejercicio del poder donde el pueblo entregaba la soberanía a unas élites, como ocurre en la mayoría del planeta, y esas élites hacían y deshacían a su antojo porque doctrinariamente es así. Si algo caracteriza a la democracia representativa es que el pueblo entrega su soberanía por un tiempo determinado a unos representantes.

Esa ruptura condujo a que cuando el Presidente Chávez desplaza a esta élite que era la clase dominante para ese momento, esa élite reacciona porque quiere retomar con lo que ha vivido siempre que son las riquezas de este país porque antes hacían lo que les daba la gana con ellas. Por supuesto que eso los colocó en una situación de ataque permanente, que es lo que ha estado ocurriendo. Desde que Chávez llegó al poder en el 98 y se convocó a la Constituyente en el 99, el ataque de la clase que fue desplazada del dominio del poder político no ha cesado en ningún momento. Ellos han secuestrado las herramientas nacionales, que habían adquirido durante tantos años en el poder como el dominio de la poca capacidad productiva del país, la capacidad de distribución de alimentos, el dominio y el uso de conocimiento la mayoría de los medios de comunicación masivos, en fin. Y aunado a eso rompimos con un paradigma mundial, es decir, nos puso a nadar contra la corriente mundial, donde las democracias participativas son las que imperan.

No solo por ese motivo empezamos a nadar contra la corriente mundial, sino también por nuestra visión del ejercicio del poder, por nuestra visión de la distribución de las riquezas. Si tú analizas hoy cómo está distribuida la riqueza del mundo te vas a dar cuenta que menos del 10% de la población mundial controla casi el 90% de las riquezas del planeta. Esa distribución tan desigual de las riquezas del mundo, entendiendo que las riquezas las producimos todos, nadie genera riqueza solo, obedece a un sistema socioeconómico que se llama capitalismo liberal que a su vez necesita un sistema político que se llama democracia representativa. Todo eso está enlazado. Todos esos elementos están inbricados.

Por supuesto que el capitalismo mundial, no se puede permitir que funcione y tenga éxito ese modelo inclusivo, de la distribución justas de las riquezas, de cambio paradigmático del ejercicio del poder con la democracia participativa y protagónica, porque si tiene éxito al día siguiente va a haber una revolución en cada rincón de este planeta para cambiar esa correlación de fuerzas mundiales y la distribución perversa de las riquezas. Esas son razones suficientes para que el capitalismo mundial utilice todas las herramientas físicas y sicológicas para que aquí en Venezuela implosione la revolución y no haya un modelo paradigmático distinto al que sigue imperando en el mundo. Ahí están las causas. ¿El culpable directo? Muchos.

Ahora, los errores que haya podido cometer el gobierno en función de darle mejor calidad de vida al país son irrelevantes si los comparas con el ataque feroz y todas las acciones que han hecho el capitalismo mundial y la derecha interna para maltratar al pueblo venezolano. Los errores del gobierno son irrelevantes diría yo.

Un problema que se le quiere endosar al gobierno como la corrupción, hay que decir que eso es una cultura en Venezuela y quien diga lo contrario está mintiendo evidentemente. Chávez no llegó aquí al poder con extraterrestres. Él llegó con venezolanos y aquí no es corrupto solo el funcionario que toma del erario. Corrupto también es, o esa conducta perversa también la tiene quien va a una bodega, paga algo y le dan vuelto de más y se hace el loco. Pregúntame cuántos hacen eso. Corrupto es aquel que busca la manera de colearse donde sea.

En la actualidad, al final, lo que está ocurriendo en Venezuela es una lucha entre el bien y el mal. Tal como suena. Aunque me vaya a un plano metafísico.

Sin embargo la oposición señala que el gobierno es responsable porque el gobierno controla el acceso a las divisas en el país, controlas las rutas de distribución de los alimentos y que incluso tiene una “hegemonía” comunicacional

Ellos no deberían decir porque debería darles pena decir eso. En todas partes del mundo los empresarios trabajan con su dinero, el Estado no les entrega dólares a nadie. Si usted quiere dólares tiene que ganárselos, exporte y gane dólares. En Venezuela ocurre esa perversión desde hace muchísimos años porque como el mayor productor de divisas es el Estado a través de la venta de petróleo, el negocio siempre ha sido buscar la manera de quitarle los dólares al Estado, que no los está produciendo el empresario. ¿Y cómo se los quito? Bueno, me invento una importación y entonces nos convertimos en un país con una gran aparato importador.

Sobre las rutas de distribución, claro que el Estado tiene que controlarlas porque las rutas son vías públicas. Esas son rutas. Pero ¿quién controla la distribución? En un 95% la controla el sector privado y ese 5% es porque el presidente Chávez vio antes de morirse que estábamos en minusvalía con el sector privado que ya venía con un ataque feroz contra todos los venezolanos y adelantó algunos esfuerzos para que el gobierno tuviera su propio sistema de distribución.

Y sobre el emporio de medios de comunicación, pues revisemos. ¿Cuántas televisoras, por ejemplo, tiene el Estado y cuántas tiene el sector privado? Y eso sería lo de menos: ellos nos llevan a nosotros 50 años de ventaja en el conocimiento del manejo de los medios de comunicación en el país. ¿Quiénes están en el gobierno ahorita? Los excluidos, a quienes les costó un mundo estudiar en la cuarta república, aquellos que estaban invisibilizados. Es natural que llegamos al gobierno y no tengamos la habilidad suficiente para manejar algo que nunca en la vida hemos manejado. Y ahí nos llevan una ventaja importante e irrefutable. Y también es irrefutable es el daño constante que nos hacen a través de los medios de comunicación y las redes digitales con el manejo de la información. Además se sirven de los tanques de pensamiento internacionales que juegan dentro del capitalismo mundial. No es ninguna tontería contra la que nos estamos enfrentando. Tuvimos la osadía de plantear una ruta distinta hacia la que va este planeta de exclusiones. Y como nosotros decidimos ir en contra de eso, nos están pasando factura y esa es la verdad.

Uno de los puntos vitales que señala Maduro en su convocatoria habla de la Venezuela post petrolera, ¿es viable hablar de esa realidad?

Es factible desde la óptica que queremos romper con el esquema de depender o fundamentalmente depender de los ingresos petroleros para la obtención de divisas. Desde ese punto de vista claro que es viable. Es obvio que por muchos años vamos a tener el petróleo como una fuente importante de ingresos para Venezuela, porque tenemos la reserva de petróleo más grande del mundo probada. En ese sentido, no va a haber una Venezuela post petrolera, pero lo que se persigue es no depender tanto del petróleo y tener realmente una economía diversificada. Es decir, multiproductiva y multiproductora. Eso es lo que se persigue con esa propuesta del presidente.

¿Qué aspectos de la Constitución del 99 están sujetos a debate o deben ser revisados sobre el modelo económico de Venezuela?

La Constitución del 99 al igual que la del 61 mantuvo parte de la doctrina constitucional mundial en cuanto a la constitución económica. Es una expresión que se usa para distinguir a aquella que solo se dedica a la normativa económica. Bueno en esa doctrina cayó también la Constitución del 99, establece unos principios: uno es el de la neutralidad política, es decir, el modelo económico no debe estar casado con una doctrina política determinada. En ese sentido la constitución cubana se contrapone, por ejemplo, al hablar de una economía socialista. Ahora, eso es una trampa porque no existe la neutralidad política y nunca ha existido.

Luego, el otro principio es la subsidiaridad. Consiste en que el Estado solo podrá participar en aquellas áreas en las que no sea suficiente el sector privado. Eso se parece mucho al liberalismo: la reducción del Estado en el ámbito económico y si es posible desaparecerlo. Ya ahí se le empiezan a ver las costuras. ¿Y en qué derivó eso? Pues hay una sentencia incluso del año 2000, donde se afirma que nuestra economía responde a un modelo “social de mercado”. Cuando hablamos de esa expresión tendríamos que ver cuando se habla de mercado, cuáles son las leyes y las teorías que rigen el mercado y quiénes las crearon. Pues todas fueron creadas por las escuelas económicas liberales. De modo que tú me dices eso y ya se acaba la neutralidad política porque me estás conduciendo a un modelo liberal económico. Es una trampa hablar de esa neutralidad.

En Venezuela hay experiencias exitosas de economía desde las comunidades. ¿Qué aspectos de esas experiencias deberían estar presentes en el texto constitucional?

Más que las experiencias, la Constitución debe ser el marco legal que fortalezca esa estructura, esas experiencias y que de alguna manera las regule. Es tomar esa experiencia que nos ha dado el poder popular y constitucionalizarlo. Y eso es protegerla.

Hay que tener presente que la estructura económica es la que define la superestructura social. La superestructura social, es decir las universidades, los colegios, la iglesia, el entretenimiento, la televisión, la educación, todo responde a la estructura económica y la protege porque es la que los mantiene a todos.

Si nosotros cambiamos la estructura económica esa superestructura social debe también ser modificada. Por eso en la actualidad cualquier persona en cualquier universidad del planeta, así sea en Rusia, que se gradúe de economista, responde a los intereses del liberalismo porque hace 200 años no hemos cambiado el pensamiento económico mundial.

De hecho esas experiencias de economía popular van más allá del hecho económico porque donde hemos tenido las experiencias exitosas en algunas  comunas, hemos notado que también se transforman las relaciones sociales en esa zona. La gente tiene otra forma de relacionarse. El intercambio de bienes y servicios es totalmente distinto en la visión de ganancia –la gente tiende a ganar lo que considera justo, que nunca es especulativo-. También tiende a haber una mayor responsabilidad con su entorno, los comuneros siempre hacen cosas más allá del producto o del servicio que prestan para obtener una ganancia: aportan a la comunidad, participan de ella. Entonces ahí tenemos experiencias notables y debemos incorporarlas en el marco constitucional.

Toda norma moldea conductas y si nosotros logramos normar esas experiencias exitosas, satisfactorias, solidarias, vamos a ir moldeando la conducta del ser humano hasta hacer de eso algo normal.

En ese cambio de la superestructura social a partir del cambio de estructura económica, ¿qué tendría que cambiar de la estructura del Estado como lo tenemos hoy en día?

Al cambiar la estructura económica definitivamente el Estado va a cambiar. Van a cambiar los pensum de estudio, va a cambiar lo que tú aprendes en la universidad. Al cambiar lo que tú aprendes en esos lugares va a cambiar también tu conducta y tu visión de la realidad, de cómo se deben distribuir los bienes, de cómo debes convivir con tus congéneres. Todo eso va a cambiar.

Cuando tú tienes una economía que se basa en un sistema solidario ya tú no ves a tu vecino como un competidor. Ya tú lo ves como alguien que te complementa. Eso no es poesía, al cambiar lo que se aprende eso en realidad cambia la conducta. Hay experiencias que son así y las vemos en las comunas.

Esa expresión de aquel entonces del Presidente Chávez de “comuna o nada” es vital para entender eso.

¿El pueblo venezolano está preparado para avanzar en esa dirección?

Sí y ha dado muestras de que definitivamente es así. En escasos 18 años, que no es nada en la historia de un país, el pueblo ha ido mostrando una madurez importante.

A diferencia de muchos compañeros, la derrota que tuvimos el 6 de diciembre de 2015 en las parlamentarias a mí me dieron una lectura diferente. Nosotros hemos dicho que no le hemos creado conciencia al pueblo, que hemos fallado en eso. Pero mira, nosotros sacamos casi 6 millones de votos, más del 40% de los votos. ¿Y acaso las personas que votaron por el proceso no hacían cola, eran puro “enchufado” y no les faltaba nada en su casa? No, igual estaban pasando las mismas necesidades que todos, haciendo cola, pasando trabajo y votaron por la revolución.

El sufragio es, por antonomasia, un hecho emocional. La gente vota para premiar o castigar. Rara vez la gente lo hace por conciencia y esta vez casi 6 millones de personas votaron por conciencia. Porque emocionalmente no habría razón para que votaran por nosotros. Eso me dice a mí que buena parte del pueblo está preparado o ya ha entendido este proceso o está ganado a este camino.

¿Hay algún aspecto que deba incluirse en el debate aparte de los 9 ejes vitales propuestos por Maduro?

En materia económica, incorporar algunos elementos que puedan contrarrestar aquellas leyes o teorías económicas que ya sabemos que benefician a minorías y colocar trabas para que eso no ocurra de nuevo. Que sean herramientas para la construcción de una economía más justa y más solidaria. Eso podría ser un aporte.

¿La Constituyente puede realmente frenar la agenda violenta de un sector de la oposición?

Hay un dicho popular que dice “no hay peor ciego que el no quiere ver”. Y no hay peor violento que el no quiere salir de la violencia. Ellos no quieren salir de la violencia porque a los líderes opositores no les conviene la Constituyente. Porque ellos saben que no es cierto que el chavismo es minoría, que ellos no van a poder tener la hegemonía que necesitan tener para pagarle la factura a su amo y para hacer las transformaciones que ellos necesitan hacer.

Ellos necesitan un gobierno omnímodo en Venezuela para hacer todo lo que les dé la gana. Eso lo pudieran hacer legalmente a través de la Constituyente. Sería la herramienta más idónea para eso. Pero para tenerlo todo tendrían que desaparecer los chavistas. Entonces ellos tendrían de alguna manera que compartir con nosotros la visión y llegar a algunos consensos con nosotros pero ellos no están dispuestos a eso.

La única manera después de la Constituyente de lograr ese Estado omnímodo es a través de un golpe de Estado que tampoco tienen la fuerza para hacerlo, pero sí buscan crear las condiciones internas aparentes de una ingobernabilidad o una guerra civil como hicieron en Libia y así justificar una intervención extranjera que coloque un gobierno de esos provisionales eternos y con poderes totales. Eso es factibles que ocurra y es la carta que se juegan los líderes de oposición.

¿Qué mensaje le envías al sector de la población que se opone a esta convocatoria?

En términos electorales no existe razón para la protesta. Fíjate, ellos estaban pidiendo elecciones generales antes de la convocatoria de Maduro. No eran posibles elecciones generales porque no se ha vencido el periodo presidencial y para hacerlas habría que violar la Constitución. Por eso el juego estaba trancado, porque estaban pidiendo algo que no era posible.

Sin embargo cuando el presidente llama a una Constituyente, está poniendo su cargo a la orden. Porque toda Constituyente conduce a unas elecciones totalmente generales, porque a la religitimación deben someterse todos los poderes. Y eso va a ser en meses, no tienes que esperar dos años.

Luego, si este es un gobierno oprobioso como muchos dicen, entonces tienes la oportunidad de ganar. Si tú eres mayoría, entonces puedes ganar la mayoría de los Constituyentes, hacer una constitución a tu medida. Luego de aprobada, ganar todas las elecciones de todos los poderes que se van a religitimar y listo. Tienes el poder completo, ¿por qué estás protestando? No hay razón.

La Constituyente es un llamado a todos los sectores del país a llegar a un gran acuerdo nacional para entre todos dibujar, hacer el bosquejo de la sociedad que queremos. Esta es la oportunidad, no hay otra. La otra vía es que lo hagamos por la fuerza y al final, la violencia genera violencia. Si tumban el gobierno por la fuerza, no pueden esperar que el gobierno se quede de brazos cruzados, al menos quienes defendemos la revolución. Si perdemos las elecciones como las perdimos en las parlamentarias, bueno las perdimos y tendremos que asumir.

El llamado es a la paz. La Constituyente es la mejor herramienta para que construyamos un país en paz. Para que nos pongamos de acuerdo por fin en todo lo que debemos ponernos de acuerdo y para que nadie quede por fuera. La Constituyente es la paz. Y es imposible que el país se desarrolle sin paz.

DesdeLaPlaza.com/Simón Herrera Venegas

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