TV: Importa tanto la condena, como la absolución

La TV, cómplice de la impunidad en la Cuarta República – La Revolución Bolivariana no ha planeado una estrategia comunicacional ni contra la corrupción, ni por la reputación – Victoria de la derecha en la Asamblea Nacional, una oportunidad.  

¿Si Martha Colomina fue ‘absuelta de todos los cargos’ que se le acusaban por la quiebra de VTV durante el gobierno adeco de Jaime Lusinchi, quién fue responsable de este hecho? ¿Qué pasó con los que el adeco Luis Piñerúa Ordaz tenía en su ‘lista negra’, corruptos que habrían participado en la quiebra de Venezuela que puso fin a la Cuarta República? ¿Si el ‘Chinito’ no fue el responsable de la quiebra de RECADI, quiénes fueron los responsables?

Usamos la palabra ‘responsable’, no ‘culpable’, para dejar la ‘culpa’ al cristianismo, y la ‘responsabilidad’ a los tribunales.

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Era difícil que una TV que se había beneficiado por la renta petrolera despilfarrada tanto en la ‘Venezuela saudita’ de Carlos Andrés Pérez, como en la corrupta RECADI de Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi, fuera capaz de abrir una investigación periodística que contribuyera a ubicar los responsables de la pérdida de 60 millardos de dólares que entre 1983 y 1989 entregó el estado venezolano, donde no se lograron avances serios en materia de producción nacional, ni siquiera para satisfacer al 30% de los venezolanos y venezolanas que tenían capacidad de comprar entonces, mucho menos del casi 73% que compra hoy.

¿Les suena a la actualidad? A Fedecámaras y Consecomercio no, a pesar que ya existían en esa época, quizás por eso consideran que eso es ‘pasado’, que no debe discutirse (tampoco querrán que eso se discuta, si preguntamos lo mismo sobre CADIVI).

Le llega un período difícil a Venezuela con la victoria electoral de la misma clase corrupta que tuvo el poder en aquellos años, y que a partir del 5 de enero próximo ocuparán la Asamblea Nacional. Ya han confesado que intentarán violar la Constitución rompiendo la obligatoria colaboración entre los 5 poderes del Estado (Ejecutivo, Judicial, Ciudadano, Electoral). Su mayoría parlamentaria, además, les permite, según el artículo 187 de la Constitución, dar voto de censura (destituir, tanto al Vicepresidente, como a cualquier ministro)

La TV del siglo XX usó la lucha contra la corrupción como venganza política, principalmente, contra adversarios ideológicos y contra políticos que les negaron algo (la campaña de Marcel Granier a través de ‘1BC’ –RCR, RCTV, El Diario de Caracas- contra Jaime Lusinchi, no fue un acto de honestidad).

Hoy, por primera vez, la TV puede luchar contra la corrupción, de la mano de poderes que pugnarán en este aspecto, y la lucha ya no se restringe (como obligó la TV en el pasado) solo al sector público, sino al sector privado, existen millardos de dólares fugados que CADIVI otorgó, por los que el sector privado, principal beneficiario de los mismos, deben responder.

Y la propia actualidad nos da ejemplos de cómo castigar la información basura, que distraería la lucha contra la corrupción: El médico Adolfredo Pulido Mora luchó por 24 años por su honor y reputación, hasta que la justicia en la Quinta República respondió: Por descrédito, vilipendio y difamación, fue condenado el diario El Nacional, y específicamente sus periodistas Ibéyise Pacheco y Hercilia Garnica Meza, por haber publicado en 1991, durante cinco días seguidos, una serie de reportajes donde acusaban por supuesta mala praxis médica al Doctor Pulido (a quien deben resarcir moral y económicamente).

La historia de nuestra TV ha demostrado que el país no quiere ‘shows’, sino trabajos serios que determinen responsables, de la mano con la investigación en tribunales, y que sea igual de noticiosa la condena a un culpable, como la absolución de un inocente.

DesdeLaPlaza.com/Ennio Di Marcantonio