Del ‘garimpo’ al ‘Motor minería’… ¡Urge comunicar!  

Masacre de Haximú – De Haximú a Irotatheri – ¿Cómo eliminamos la desconfianza que se está inyectando de forma interesada contra el motor ‘minería’ de la Agenda Económica Bolivariana, desconfianza basada en el pasado que permitió la minería ilegal y ecocida? 

En la lengua portuguesa, ‘garimpo’ significa ‘mina’, y ‘garimpeiro’, minero, minera.

Lamentablemente, en Venezuela ese último vocablo portugués tiene una historia que encierra: Irresponsabilidad de un Estado que vivía de la renta petrolera, que jamás se preocupó, ni por explotar de forma eficiente, con los mínimos extremos ecológicos, nuestros recursos mineros. Desprotección absoluta de nuestra soberanía, permitiendo, no solo la invasión ilegal, sino la explotación ilegal de nuestro oro, no solo por los pobres que venían de Brasil movidos por el oro, sino por grandes mafias, como ‘las nuevas tribus’, que buscaban apoderarse a gran escala de esta riqueza que es venezolana. Y lo más terrible sobre un negocio sucio que encerraba homicidio, ecocidio, prostitución, expoliación y corrupción: el silencio, que solo cuando ocurría algo grave, como una masacre, era roto por medios de difusión privados que tenían cómplices en las mafias mineras, disfrazados muchas veces de ‘ecologistas’ y ‘exploradores’.

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En 1993, en la población de Haximú (Amazonas) se ejecutó una brutal masacre de indígenas Yanomami, perpetrada por garimpeiros, provenientes de Brasil, que buscaban alejarlos de su asentamiento para explotar su riqueza. Años después se supo que ‘las nuevas tribus’ estarían involucradas en dicha masacre, y en una cantidad de abusos contra nuestra naturaleza y, principalmente, contra nuestros pueblos originarios del sur.

La masacre de indígenas Yanomami, perpetrada porgarimpeiros, provenientes de Brasil
La masacre de indígenas Yanomami, perpetrada porgarimpeiros, provenientes de Brasil

En 2012, conociendo la sensibilidad que ante el país existía ante todas las atrocidades cometidas en la cuarta república, los equipos de propaganda sucia del candidato Capriles, liderados por el adeco J.J. Rendón, intentaron atacar y distraer al gobierno del candidato Hugo Chávez inventando una mentira: la ‘masacre de Irotatheri’, presuntamente cometida en una población indígena por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. A diferencia del pasado, no se descansó hasta encontrar los responsables, y las víctimas, VTV y TELESUR se trasladaron hasta la población con los equipos militares y gubernamentales, y los periodistas allí acreditados comprobaron la realidad: No hubo masacre alguna en Irotatheri, y tampoco ningún hecho que pudiera suponerla. 

Falsa masacre de Irotatheri
Capriles y J.J. Rendón, inventaron la mentira: la ‘masacre de Irotatheri’, presuntamente cometida en una población indígena por la FANB

En este 2016 se nos presenta una nueva situación, que está por comprobarse: la ‘masacre de Tumeremo’, presunta desaparición de mineros de esta zona del sur de Venezuela. La derecha en la Asamblea Nacional busca culpar a la Fuerza Armada de dicha acción, sin embargo, las primeras investigaciones arrojan, según palabras del Dr. Tarek Willam Saab, defensor del pueblo, que hay elementos de Colombia implicados en la desaparición de las víctimas, de las cuales aún se desconoce su situación de vida o salud.

Lo que causa suspicacia es el marco en que aparece dicha ‘masacre’ en la opinión pública. El presidente Nicolás Maduro anuncia, días antes de la presunta masacre, un programa de desarrollo (‘motor’, dentro de la nomenclatura del gobierno) dedicado exclusivamente a la minería, donde el Estado va a tomar control total, no solo con inversionistas nacionales e internacionales, estos últimos especializados en la materia, sino con una empresa creada para la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, llamada CAMIMPEG, que estará también dentro de la explotación de nuestra minería.

Como ocurrió con Irotatheri, las investigaciones determinarán qué es lo ocurrido. Lo inmediato es lograr una campaña comunicacional para otro sector que sorpresivamente también alzó su voz, un sector definido de izquierda que habla del desarrollo minero como si implicara ecocidio, expoliación y masacre.

Y esa campaña ha tocado a muchos porque, a pesar de lo bien informados que desde el chavismo están, no han sido preparados para el desarrollo de dicho motor, desde lo comunicacional.

 ¿Qué es lo que no se sabe sobre el motor minería? ¿Qué vacío hay en la información?

 La minería es parte del Plan de la Patria, tanto como el 5 objetivo histórico (salvar a la especie humana)

 La explotación minera está dentro del primer objetivo histórico del Plan de la Patria (independencia y soberanía, aquí dejo el link: http://blog.chavez.org.ve/Programa-Patria-2013-2019.pdf), en estos puntos: 1.2.4., 1.2.4.1., 1.2.6.,  1.2.9., 1.2.10., y 1.2.12.

Y más allá del Plan de la Patria, por el cual el pueblo reeligió a Hugo Chávez en 2012, y eligió al presidente Nicolás Maduro en 2013, hay razones de sentido común:

Plan de la Patria, por el cual el pueblo reeligió a Hugo Chávez en 2012
Plan de la Patria, por el cual el pueblo reeligió a Hugo Chávez en 2012

1. No se puede evaluar la explotación de nuestro arco minero, si no ocurre primero

2. No se puede evaluar la explotación ni siquiera tomando experiencias pasadas. Ana Elisa Osorio, exministra del Ambiente, lo dijo claro, ella sacó a Gold Reserve de Venezuela, es decir, esa empresa ya no estaba aquí, sino que regresa llamada bajo el Presidente Maduro, en un país que, a diferencia del pasado, no tenía en su plan de ruta la explotación minera como algo necesario, y no como un pequeño complemento a la renta petrolera: ¿Cómo regresa esta empresa, que la exministra Osorio encontró en ilegalidad? Bajo la supervisión de un estado que se enteró en el pasado de los errores de Gold Reserve ¿Se repetirán esos errores? No queda otro remedio que evaluarlo al llegar.

3. No se puede comparar una explotación controlada, tal como lo dice el Plan de la Patria, con control y protagonismo del Estado venezolano (que nunca tuvo) con unos garimpeiros, o peor, con las nuevas tribus, financiando la explotación o explotando nuestro oro, con las peores técnicas, y sin invertir un solo bolívar, dólar, cruzeiro, real, peso colombiano, en las técnicas de extracción adecuadas, con los máximos avances para minimizar el impacto ambiental. No puede, y es irresponsable que alguien lo haga, comparar una explotación mafiosa con una política de estado.

Como lo dijo el experto informático, Luigino Bracci, en la conversación de la que nos surge esta columna, en la política comunicacional, en esa nueva TV que estamos construyendo, con programas especializados en el tema incluso, está la posibilidad de disipar cualquier duda, haciendo, no solo explicación, sino seguimiento y control, una vez que se active el ‘motor minería’.

DesdeLaPlaza.com / Ennio Di Marcantonio D.G. Periodista – PNI – Músico (enniodimarcantonio@gmail.com)