El poder latino de Santana

El 16 de agosto de 1969 Carlos Santana se convirtió en leyenda al llegar al escenario principal del Festival de Woodstock. Por supuesto, este festival –del que hablaré en otro artículo- convirtió en leyenda a todos quienes participaron en él. Pero lo de Santana resalta por muchas razones, principalmente porque es latino, pero su aporte a ese festival, al rock y a la guitarra exceden lo que se vivió ese día.

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En 1947, Jalisco fue su cuna y el violín de su padre, en un grupo de mariachis, su canción de cuna. La música fue su compañera de viaje desde que nació y, finalmente, la que formaría todos sus anhelos. Antes de los 14 años, su padre entendió cuál era el camino que quería seguir el pequeño Carlos y le regaló su primera guitarra, una Gibson.

Santana no era ajeno a lo que pasaba en el mundo entre los 50 y 60. Del blues y el gospel que dieron paso al rock negro hasta la ola musical gigante que vino luego desde Inglaterra: Carlos quería experimentar ese nuevo sonido y seguir un camino de gloria, aunque poco lo sabía.

Llegar en 1961 a San Francisco, con Gibson en mano y ver todo lo que estaba por pasar en una de las plazas del rock sicodélico de Estados Unidos (de Janis Joplin, Jefferson Airplane y The Doors, entre otros) formó una mezcla única en el momento para que el recién nacionalizado Santana le ofreciera al mundo el sabor y el poder latino en sus cuerdas.

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Esa mezcla viene nada más y nada menos que de la raza. Posiblemente los ingleses y los estadounidenses desconocían otro gran movimiento musical que se gestaba en esa década: la salsa, que, para más señas también estaba naciendo en otra plaza de ese país: Nueva York. Así que la mezcla que traía Carlos con su Santana Blues Band era única para la época: rock, blues, salsa. Poder.

Así que las canciones de Santana eran irreverencia rockera, eran profundidad y complejidad emocional del blues y eran movimiento, dinámica y ritmo latino. Sus primeros éxitos como Soul sacrifice, Black magic woman, Europa, Oye cómo va, Guajira muestran a un artista, apenas a sus 22 años, pleno de creatividad y energía.

Pero además de lo que su música transmite, hay que resaltar lo que Santana plasmó, con su forma de tocar, de hablar y contar con la guitarra. Melodías sinuosas, punteos dinámicos, solos de guitarra expresivos, velocidad trepidante, calma infinita. Todo en las mismas 6 cuerdas.

Santana tenía un poco de todo: de hippie, de psicodélico, de rockero, de salsero. Pero sobre todo lleno de un mensaje de paz que, sin duda, en los años 60 era un mensaje subersivo. No es que en la actualidad un llamado a la paz no sea subersivo, pero con el tiempo la música y hasta la forma de tocar de Santana cambió mucho. En el 99 volvió a tener éxito comercial con su disco Supernatural, marcado por célebres colaboraciones en sus canciones. Pero este ya es un disco totalmente pop, con el rasgo latino totalmente digerido por el sistema de la industria cultural. Pero ya eso es harina de otro costal.

Ya el rock venía de una mezcla de cosas, pero Santana abrió el camino para una fusión mucho más amplia y rica, culturalmente hablando. Fue uno de los pioneros para que el sonido afrocaribeño llegara a otras latitudes. E influenció a generaciones de músicos que vinieron después a seguir mezclando salsa, tambores y cualquier otro ritmo nuestro con ese venido de tierras anglosajonas.

Efemérides rockeras

– 8 de diciembre de 2004: Es asesinado Dimebag Darrel, guitarrista de Pantera.

– 8 de diciembre de 1980: Es asesinado John Lennon, fundador, guitarrista y vocalista de The Beatles.

– 8 de diciembre de 1979: Pink Floyd lanza su disco The Wall.

– 8 de diciembre de 1967: Rolling Stones lanza el disco Their Satanic Majesties Request.

– 8 de diciembre de 1943: nace Jim Morrison, cantante de The Doors.

Mis discos de la semana

Santana – Abraxas

Pantera – Far Beyond Driven

Paul Gilbert – Stone Pushing Uphill Man

Kraken – Huella y camino

Dream Theater – Scenes from a memory

@herrerase

DesdelaPlaza.com/Simón Herrera