Daniel Viglietti, hoy el futuro dice presente…

Cuando se van los creadores, las memorias se cruzan y hoy nos toca recordar entre acordes. Justo toca recordar las viejas canciones, los cálidos mensajes de solidaridad, los terribles momentos de exilio y cárcel de estos guerrilleros del alma, de estos soldados de la belleza. Daniel Viglietti nació en Uruguay en 1929, pero quién ha de negar que es, en todo el sentido de la expresión, un ciudadano de la patria grande.

Viglietti demostró que el canto y la poesía son las mejores guías en las largas luchas de los pueblo por su emancipación definitiva. Anduvo por los caminos de América recogiendo acordes y palabras, armando un gran archivo de memoria y belleza, de emociones y sueños que sirvieran a las causas justas de la libertad. Junto a Alí Primera, Alfredo Zitarrosa, Violeta Parra, Amparo Ochoa, Víctor Jara y tantos otros, Viglietti formó parte fundamental de la polifonía latinoamericana, que desde sus propios estilos y tradiciones acompañaron las luchas desde el compromiso profundo, sin medias tintas, sin buscar seguridades personales.

Las fuerzas dictatoriales uruguayas no dudaron en apresarlo en 1972. Se alzaron las voces del mundo en su defensa. Se fue al exilio en Argentina y luego a Francia donde vivió por más de una década. Siguió su trabajo de investigación y divulgación de la música popular latinoamericana. Volvió a su natal Uruguay en 1984 luego de la caída de la dictadura, allí fue recibido por la emoción de su pueblo. La revolución Bolivariana tuvo en Daniel Viglietti un gran amigo.

Compuso al fragor de la emoción la canción Bolivariana que interpretaba con el cuatro. Desde una sonoridad simple dejar caer estas palabras: “Hoy el futuro dice presente, sin olvidar tan hermosa gente, que marcó senda, compañerismos, pensó la tierra bajo la suela bien repartida de Venezuela”. No se podría entender la historia de América Latina sin entender su poesía y sus cantos, y de eso se encargó el flaco Viglietti, de preservar la memoria y de divulgar desde su programa radial “Tímpano” y desde la televisión a través de “Párpado” este infinito caudal de belleza que lo enamoró desde tempano. Según dejó dicho en otra de sus canciones, “solo quiero ser una flor de mi pueblo”, y así fue, una flor andariega y luminosa que a finales de octubre de 2017 se ha sembrado en lo profundo de la tierra uruguaya para que germine y siga dando flores y frutos y otra vez semillas para las luchas que vienen.

DesdeLaPlaza.com/Oscar Sotillo