Argentópolis

Argentópolis es un país como todos los países; en él viven gente que trabaja, descansa, es feliz y sufre como en cualquier país. Pero se creen el pupo del universo, por más que estén en lo más austral. Quieren ser los primeros, como todos los países, pero no son ni los más buenos ni los más malos y eso les molesta.

Este país se encuentra en el extremo sur del gran continente; no se sabe si su fundación fue anterior o posterior a Peludópolis, el país que fue registrado en una película de dibujos animados, hecha por Quirino Cristiani en 1931. En dicha película se describen los hechos ocurridos durante el gobierno del Peludo (Yrigoyen) hasta que es desbancado por una tropa que llega en barcos de papeles, comandados por el Gobierno Provisional (Uriburu). Lo que sí se sabe es que ambos ocupan el mismo lugar físico. Quizás los habitantes no sean los mismos, pero sí muy parecidos.

Algunos estudiosos, como el Dr. Tato Bores entre ellos, hacen referencia a que Argentópolis y Peludópolis son el mismo país pero que éste sufrió a lo largo de su historia varios cambios de nombres. Otros que se destacaron, según este investigador, son Milicópolis (quizás el que mayor periodo se usó), Menemnópolis, Cristinápolis y Gorilópolis entre algunos.

Se dice que su territorio era más grande, pero que a lo largo de la historia fue conformado el que ocupa en la actualidad. Geopolíticamente tiene la particularidad de que el centro está a un costado, y como en una gran boca, todo entra y sale por ese centro. En consonancia con el sentir del país que se siente el pupo del mundo, Buenos Aires, que es el centro del cual hablamos, se cree el pupo del país.

Un país que después de muchos años se declaró, Republicano y Federal, con una división de poderes en Judicial, Legislativo y Ejecutivo. Una división que se hace una ecuación cuando se supeditan all poder económico. Con un federalismo que queda simplemente en los papeles pero, en la realidad, es un centralismo donde la Capital Federal recibe todo los ingresos y los reparte como quiere. Famosa frase de Argentópolis dice “Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires”.

Pero una de las características principales de los habitantes es que son un crisol de razas, constituida por un gran movimiento migratorio que, a fines del siglo XIX y principios del XX, trajo al país millones de trabajadores que escapaban del hambre y de la guerra. Los gobernantes de la época, liberales y de cultura refinada, querían traer pedazos vivos de Europa (ingleses y franceses) a los cuales tomaban como ideal.  Gran decepción cuando llegaron españoles, italianos, armenios, sirios y libaneses al por mayor.

Todas esas razas se fueron fusionando, otorgándoles a las personas de Argentópolis una característica y una visión del mundo particular. Ejemplo claro es mi caso, por parte de padre tengo ascendentes italianos, austríacos y suizos. Por parte de madre, libaneses y franceses. Por parte del corazón, los aborígenes comechingones, de los cuales he adoptado muchas costumbres.

Esta mescolanza me da una visión particular del mundo, de la historia y de las personas, no única, ni siquiera verdadera. Sólo una manera más de entender.  Visión que trataré de plasmar en palabras y compartir con ustedes en esta columna llamada Argentópolis.

DesdeLaPlaza.com / Nito Biassi

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