Se cumplen 454 años del nacimiento del padre de la astronomía moderna, Galileo Galilei

Hoy 15 de febrero se cumplen 454 años del nacimiento del astrónomo, filósofo, ingeniero, matemático y físico italiano, Galileo Galilei.

Galileo Galilei nació el 15 de febrero de 1564 en la ciudad de Pisa (Italia), en el seno de una familia de comerciantes y murió el 8 de enero de 1642 en Florencia, a los 77 años.

Sus logros incluyen la mejora del telescopio, gran variedad de observaciones astronómicas, la primera ley del movimiento y un apoyo determinante al copernicanismo. Además sido considerado como el “padre de la astronomía moderna”, el “padre de la física moderna” y el “padre de la ciencia”.

Su trabajo se considera una ruptura de las teorías asentadas de la física aristotélica y su enfrentamiento con la Inquisición romana de la Iglesia católica suele presentarse como el mejor ejemplo de conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental.

A los diez años de edad, sus padres se trasladaron a Florencia, dejándolo al cuidado de un vecino religioso que acabaría introduciéndole en la vida eclesiástica. Años más tarde, el padre de Galileo lo sacó del convento en el que se hallaba y lo inscribió en la Universidad de Pisa para que estudiara medicina.

El joven Galileo, sin embargo, no encontró en la medicina su vocación. Además, su poca tolerancia hacia la autoridad, la ignorancia y la falta de espíritu crítico de sus profesores, le condujo a abandonar la universidad a los 21 años y a centrarse en su verdadera vocación: la física.

Con 25 años, tras hallar algunos importantes descubrimientos en el campo de la mecánica, consiguió una plaza de profesor de matemáticas en la Universidad de Pisa. A partir de ese momento, comenzó a compaginar la docencia con la investigación y la invención de nuevo instrumental científico.

En 1609, un antiguo alumno le hizo saber de un nuevo descubrimiento holandés que cambiaría su vida para siempre: el monocular (anteojo). Enardecido por las futuras aplicaciones de ese novedoso, inmaduro y desconocido artefacto, Galileo construyó su propio telescopio, superando en poco tiempo la resolución y posibilidades del instrumento original.

El éxito de sus telescopios no solo le reportó fama por toda Europa y un puesto vitalicio en la Universidad de Padua, gracias a ellos, comenzó a observar los astros y aglutinar pruebas que acabarían apoyando la teoría heliocéntrica que Nicolás Copérnico formuló un siglo antes.

Con tanta imprudencia como entusiasmo, Galileo hizo públicos sus resultados aún sabiendo que contradecir la teoría geocéntrica podría llevarle ante la Inquisición por herejía. Y así fue.

Poco antes de morir tuvo que retractarse y negar la verdad para no acabar quemado en la hoguera. Dicen algunos historiadores, que en voz baja, justo después de abjurar, murmuró la famosa frase: «Eppur si muove” (en español: y sin embargo, se mueve) refiriéndose al movimiento de la Tierra alrededor del sol.

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