La química de los tintes para el pelo: ¿por qué no son del mismo color en el frasco que cuando se aplican?

Cuando el peluqero trae el tinte para extenderlo por tu melena, el color del mejunje no se parece en nada al que habías elegido en el catálogo. Lo mismo sucede cuando compras el producto en una tienda para ponértelo en casa: en los dos frascos de la caja vienen sustancias blanquecinas. Solo cuando las mezclas adquieren un tono distinto, que tampoco se asemeja al que adoptan al final ¿Por qué tantos matices?

Los humanos llevan miles de años coloreándose el pelo, hasta egipcios y romanos lo hacían. Primero se utilizaban pigmentos obtenidos directamente de la naturaleza, hasta llegar a las complejas fórmulas que se utilizan actualmente en cosmética.

Sabemos que cuando se trata de pinturas, mezclar rojo y amarillo resulta en naranja. El morado se obtiene al combinar rojo y azul. Para conseguir marrón, hay que utilizar los tres colores primarios (rojo, azul y amarillo). Sin embargo, en el terreno de los tintes para el pelo las cosas no son tan sencillas.

Los tintes también contienen peróxido de hidrógeno, un agente blanqueante con dos funciones: actúa sobre la melanina, eliminando el color natural, y provoca la reacción entre las moléculas de PPD.

El tono final es una combinación del original y el nuevo matiz elegido, por eso una misma coloración puede dar resultados diferentes según el tono inicial y la habilidad del peluquero para obtener la mejor combinación. Nunca te fíes del color de la muestra artificial, ni del de la mezcla antes de que cubra tu pelo.

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