Dormir la siesta consolida el aprendizaje de los bebés

Los bebés humanos pasan una gran parte de su tiempo durmiendo. El sueño es fundamental para el desarrollo físico y mental del niño; sin embargo, poco se sabe sobre sus funciones específicas en el primer año de vida. Según un artículo publicado en la revista Proceedings of National Academy of Science (PNAS), dormir la siesta es clave para fijar lo que aprenden los bebés.

“El sueño mejora la consolidación de la memoria declarativa –encargada de evocar conscientemente datos y recuerdos– en niños de entre seis y doce meses”, explica Sabine Seehagen, investigadora en psicología infantil y juvenil de la Universidad Ruhr de Bochum (Alemania) y autora principal del estudio.

Los niños participantes en los experimentos del equipo de investigación tuvieron que repetir ciertas acciones con títeres cuatro horas después de haberlas aprendido por primera vez. Aquellos que durmieron durante al menos media hora en ese intervalo obtuvieron mejores resultados y, además, siguieron reteniendo la información 24 horas después.

Según los investigadores, el sueño impide que otros acontecimientos interfieran en la fijación del recuerdo, pero no solo eso, “gracias al sueño se pone en marcha un importante proceso de fortalecimiento de la memoria”. Para ello, los bebés necesitan dormirse relativamente pronto después de aprender la información novedosa.

Mientras el niño duerme, se codifican los recuerdos y se transfieren del hipocampo –parte del cerebro implicada en la memoria inmediata– al neocórtex –área involucrada en la memoria a largo plazo–. “Es posible que en el cerebro de los bebés, el hipocampo tenga una capacidad muy limitada y dormir sea su modo de descargar información en el neocórtex antes de olvidarla” añade la investigadora.

Desde la Plaza/SINC/AMH