Carlos Rengifo: “El parkour no es mi hobby, es mi modo de vida” (+Fotos)

Sin reflejar ni un ápice de pena, Carlos se desabotona y baja el jean, descalza sus zapatos casuales y se queda en bóxer por unos segundos mientras se coloca un mono y se amarra un par de deportivos. Está listo. Da dos pasos adelante, salta y estando a un medio metro del piso, gira en el aire con una facilidad asombrosa, parece burlar la gravedad, mientras los transeúntes de los espacios abiertos de la torre Parque Cristal se detienen a mirarlo.

Así es el día a día de Carlos Rengifo, caraqueño de 21 años de edad, que admite orgulloso que ha entregado cuerpo y alma al Parkour, una disciplina de origen francés que consiste en desplazarse en cualquier entorno, usando como única herramienta las habilidades propias del cuerpo, como la rapidez y la fluidez, a través de movimientos seguros y eficientes.

El Parkour es la forma física de conocernos a nosotros mismos, es como a esos tiempos en el que los primeros humanos no conocían más que sus extremidades para desplazarse y superar todos los obstáculos”, dice.

La indumentaria: Unos pantalones cómodos y un par de zapatos deportivos. Si el Parkour fuese considerado un deporte, definitivamente sería el más económico existente.

Pero brincar muros, sostenerse en paredes y cornisas, saltar de un edificio a otro o simplemente dar un giro triple entre dos bancos de una plaza conlleva un peligro latente, aunque para Carlos “mientras mayor riesgo, mayor adrenalina”.

 “Nunca se pierde el miedo”, asegura en una media sonrisa “pero la adrenalina es más poderosa, la sensación en esos segundos al aire es indescriptible y muy difícil de superar”. Afortunadamente, nunca ha sufrido un daño mayor a un par de raspones de rodillas y algunos músculos tensados.

El también aficionado a la informática y a la fotografía, se inició en el Parkour de manera independiente hace unos tres años. Los movimientos, saltos y técnicas los aprendió mediante investigación y siguiendo tutoriales en YouTube.

“Hay que ir poco a poco. Al principio uno duda antes de dar el primer salto, aunque con la práctica constante lo vas logrando (…) Ahora prácticamente le dedico a esto unos cinco horas diarias, de lunes a lunes. Hoy el Parkour no es mi hobby, es mi modo de vida”, señala.

SkyWalking, mucho más allá

El poder de la adrenalina y las ganas de controlar la sensación de vértigo, llevó a Carlos a experimentar un poco más. Ahora, su pasión es desafiar a las alturas, por lo que desde hace año y medio se enorgullece de ser el único venezolano que practica SkyWalking en el país.

“Cuando el cuerpo humano experimenta algo nuevo, tu mente evoluciona y siempre te desafía, te pide más y yo estoy dispuesto a dárselo.  La gente te dice loco porque no conoce, le da miedo que pongas en riesgo tu vida ¡Pero para mí esto es vida! Es lo que me hace feliz, me hace sentir libre”.

SkyWalking es otra disciplina popularizada en Rusia, en la que sus practicantes deben subir a edificaciones muy altas, caminar o pararse de manos en los bordes, sujetarse hacia el vacío sin ningún tipo de protección y en la mayoría de los casos, dejar registro fotográfico de la hazaña.

Y es que las imágenes es la única forma de demostrarle al mundo los logros y todo el vértigo que se experimenta, incluso hay que ser valiente para ver un video completo sin marearte, mucho menos si temes a las alturas.

Carlos ya se ha sostenido y caminado en el borde de muchos edificios, pero su mayor aventura la logró en los últimos pisos de la torre Este de Parque Central, donde se colgó en una grúa que estaba instalada para su recuperación, aunque esto le costó enfrentarse con funcionarios policiales.

“Hasta me llamaron terrorista.  Pero al mostrarles los videos que hago me dejaron ir, no sin antes decirme ‘loco’ como ya es costumbre. Evidentemente entrar sin permiso a espacios privados es ilegal, pero todo es parte del riesgo”, relata.

Al ser cuestionado sobre cómo se visualiza en el futuro, debido que ha superado los extremos de la modalidad, deja la mirada fina y responde “Seguiré haciendo esto hasta que mi cuerpo ya no aguante, mientras tanto solo quiero conquistar la Torre de David. Luego, ya veremos”.

DesdeLaPlaza.com /Anabel Barrios Díaz /Fotos: Daniel Tineo