Rosa Luxemburgo: la revolucionaria que se hizo inmortal hace 98 años

El 15 de enero de 1919, con sólo 48 años, el gobierno contrarrevolucionario de la socialdemocracia alemana decidió que aquel cerebro teórico del marxismo tenía que dejar de pensar. Rosa Luxemburgo fue apresada durante la frustrada revolución de 1919, en Berlín, junto a otros compañeros, entres ellos Karl Liebknett.

Unos sicarios, oficiales del ejército, le hundieron el cráneo a golpes, que remataron con un tiro en la cabeza. Su cadáver mutilado fue tirado a un canal del que no sería rescatado hasta meses después.

En esa época la socialdemocracia gubernamental decidió ser “el perro sangrador” de la revolución alemana, incitando a matar a los dirigentes espartaquistas y recientes fundadores del Partido Comunista Alemán (KPD).

Las paredes de las calles de Berlín aparecieron con carteles que decían: “Si quieres tener pan, trabajo y paz, mata a Liebknett y Rosa Luxemburg”. El mismo diario socialdemócrata Vorwärts, en el que antaño escribiera Rosa incitaba a que la asesinaran impunemente.

Vida al servicio de la revolución

Rosa Luxemburgo nació el 5 de marzo de 1871 en Zamosc, cerca de Lublin, en Polonia, que en ese momento estaba controlada por Rusia; en el seno de una familia de origen judío. Nació con un defecto en el crecimiento que la discapacitó físicamente toda su vida. Después de estar postrada en cama por una dolencia en la cadera a la edad de cinco años, quedó con una cojera permanente.

En 1886 forma parte del partido polaco izquierdista “Proletariat”, organización que fue disuelta y cuatro de sus líderes fueron condenados a pena de muerte. Algunos de sus miembros consiguieron reagruparse en secreto, uniéndose Rosa a uno de estos grupos.

Militó activamente en el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), hasta que en 1914 se opuso radicalmente a la participación de los socialdemócratas en la I Guerra Mundial, por considerarla un “enfrentamiento entre imperialistas”.

Posteriormente integró entonces el grupo internacional que en 1916 se convirtió en Liga Espartaquista, grupo marxista que sería el origen del Partido Comunista de Alemania (KPD). Al terminar la guerra fundó el periódico La Bandera Roja, junto con el alemán Karl Liebknecht.

Sus libros más conocidos, y que fueron publicados en español, son Reforma o Revolución (1900), Huelga de masas, partido y sindicato (1906), La Acumulación del Capital (1913) y La Revolución Rusa (1918), en el cual critica constructivamente a la misma y sostiene que la forma soviética de hacer la revolución no puede ser universalizada para todas las latitudes.

Tomó parte en la frustrada revolución de 1919 en Berlín, aun cuando este levantamiento tuvo lugar en contra de sus consejos. La revuelta fue sofocada con la intervención del ejército. A su término, cientos de personas, entre ellas Rosa Luxemburgo, fueron encarceladas, torturadas y asesinadas.

Las últimas palabras conocidas de Rosa Luxemburgo, escritas la noche de su muerte, fueron sobre su confianza en las masas, y en la inevitabilidad de la revolución.

El 31 de mayo de 1919, pocos meses después de su asesinato, se encontró el cuerpo de una mujer junto a una esclusa del canal. Se podía reconocer los guantes de Rosa Luxemburgo, parte de su vestido, un pendiente de oro. Pero la cara era irreconocible, ya que el cuerpo hacía tiempo que estaba podrido. Fue identificada y se le enterró el 13 de junio.

En el año 1962, 43 años después de su muerte, el Gobierno Federal alemán declaró que su asesinato había sido una  “ejecución acorde con la ley marcial”. Hace más de una década una investigación oficial concluyó que las tropas de asalto, que habían recibido órdenes y dinero de los gobernantes socialdemócratas, fueron los autores materiales de su muerte y la de Karl Liebknecht.

DesdeLaPlaza.com/Agencias/RAL