¿En diciembre es la paradura o el paro?

Las fiestas tradicionales venezolanas contemplan, en sus efemérides, una que se celebra especialmente en los andes, a partir del 25 de diciembre y hasta el dos de febrero. Se conoce como La Paradura del Niño dey contempla un ritual de robo, búsqueda y aparición del Niño Jesús, el cual compromete a todo el vecindario, donde se hace la celebración, con música, oraciones y danzas que recuerdan el pasaje bíblico que se resume en la frase “el niño perdido es hallado en el templo”.

Recordamos que los relatos de los evangelistas, en el libro sagrado de los cristianos, conocido como La Biblia, están escritos para entender la vida de Jesús el Nazareno, como la de ese revolucionario y salvador cuyo nacimiento se produce en medio de un conjunto de hechos premonitorios, como el anuncio que hace a María un ángel para que acepte la maternidad del mesías como “hijo de Dios” y no de cualquier otro mortal. Jesús, el pretendido salvador del mundo, nace y crece en medio de una conflictividad política, con expresiones económicas y sociales, que son descritas como peligrosas para el régimen monárquico establecido. Es así como el mismo Herodes siente su trono en peligro y, ante los rumores cada vez más fuertes de que la revolución estaba por nacer, encarnada en un niño nazareno, aquél ordena el triste exterminio masivo, conocido como “la masacre de los inocentes” (Mateo 2,16: “Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos), que todavía hoy se recuerda, cada 28 de diciembre, bajo el nombre de “Día de los inocentes”.

Pero la festividad de la paradura parece estar más asociada con el relato del evangelista Lucas, acerca de aquella escena donde el preadolescente (tendría unos 12 años de edad) Jesús se extravía de sus padres durante tres días consecutivos y estos luego le hallan discutiendo entre sabios y sacerdotes, en el templo (Lucas. 2,41-52).

En Venezuela la paradura no es un paro, sino una fiesta decembrina, asociada con todas las otras de fin y comienzo de año nuevo, que giran en torno a las creencias cristianas traídas a nuestra Abya Yala por los invasores europeos. Las hemos adaptado o “sincretizado”, como dicen algunos antropólogos, y para nuestras culturas hoy, tienen más un carácter festivo que trágico, pese a sus orígenes pincelados de dramatismos.

De lo sucintamente referido en las líneas precedentes, tomo, para mi propuesta de Diálogo en la acera, la figura del revolucionario, del mesías, de Jesús, como víctima de secuestro, desaparición o robo. Figura cuya ausencia los vecinos la recienten y se proponen reconquistarla, buscándola por todo el pueblo hasta su aparición y exaltación de pie (de allí el término paradura), donde se conjugan varias edades de la niñez y adolescencia del Nazareno, por lo que, precisamente mencionábamos antes al momento de su desaparición y hallazgo entre intelectuales reunidos en el templo (Lucas).

La Revolución Bolivariana y Chavista, desde su anuncio por el ángel llamado Pueblo que en 1989 dijo a la humanidad toda: ¡Hay esperanza! ¡Acabar con la pobreza, dando poder a los pobres, es una verdad! ¡La liberación del yugo del capital es posible! ¡Derrotar al neoliberalismo es alcanzable!, ha estado amenazada de muerte por el neo-Herodes que desde sus palacios imperiales del Pentágono, planifica y ataca a este nuevo mesías, a este Salvador del mundo, nacido en humilde cuna del pueblo venezolano.

La metáfora que escogemos, no es casual. Las luchas por la igualdad, por la emancipación de los oprimidos, por la desaparición de la explotación humana, tienen también su referente en aquel niño cuyo nacimiento se conmemora cada diciembre y al que vemos desaparecer entre las manos de unos ladrones, de unos malhechores, de unos enemigos de la luz, quienes lo roban para que no alcance los designios históricos de libertad para todo el género humano.

La Revolución Bolivariana y Chavista no es un acontecimiento banal e intrascendente. Es la repetición de una búsqueda permanente de la humanidad, que sigue siendo víctima del acoso de los explotadores, de los dueños de los medios de producción, de sus representantes políticos y militares, de los herodes de siempre, hoy conformados por la figura hegemónica del imperialismo yanqui, del pensamiento único capitalista y del poder económico transnacional.

Quieren impedir que el mesías pueblo cumpla su misión de vida y salvación. Quieren impedir que la Revolución Bolivariana y Chavista, como rostro venezolano de aquel Jesús, no nazca, no perturbe, no convierta en acciones victoriosas sus condiciones de “amenaza inusual y extraordinaria” contra el imperialismo. Por eso los actos terroristas, las acciones golpistas, las guerras económicas y mediáticas, los paros y ataques múltiples, que planifica y desarrolla la derecha fascista. Por eso su euforia y uso desmedido del poder legislativo conquistado en la Asamblea Nacional, para convertirlo en bastión contra la libertad. Por eso su empeño por acabar con Bolívar desde hace unos 200 años y todavía. Por eso sus desespero por acabar con Chávez y con el chavismo. Por eso sus ganas de derrocar ahora a Nicolás Maduro de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.

Olvidan que al pueblo al que le roban su niño Jesús, se organiza, lo busca y lo encuentra. Y cuando lo encuentra, lo celebra de pie. Lo hace una fiesta de Paradura, que es socialista y eterna.

Ilustración: Xulio Formoso