Hablemos del estire

El estire es un ejercicio de economía doméstica y domesticada al que estamos acostumbrados los pobres del mundo que vivimos de vender nuestra fuerza de trabajo a un patrón (que no es el “verdugo” de amargado rostro conocido, sino el dueño de los medios de producción a quien –muy probablemente- jamás le hemos visto la cara), para lograr sobrevivir en una sociedad que es esencialmente injusta y desigual.

El estire, esa obra del malabarismo a la que hemos debido recurrir hasta los momentos, porque los salarios no alcanzan sino para cubrir los gastos ultrabásicos, no es algo de ahora, pero a partir de este lunes 20 de agosto de 2018, dejará de serlo para siempre.

Recordemos que el estire viene de muy lejos, desde cuando los capitalistas se inventaron una relación entre individuos productores directos que -como no tenemos nada que aportar como mercancía- la única manera de participar como “iguales” con el capitalista que tienen sus manos “la mercancía de las mercancías” (el capital, es decir, los medios de producción), entonces –“generoso” él- nos ofrece una opción de igualdad en la que debemos vender lo único que poseemos: la fuerza de trabajo.

La tarea de estirar el salario percibido periódicamente fue variando, según los estratos sociales que las propias relaciones capitalistas de producción fueron generando, para crear una ficción de proximidad al burgués. Es así como, entre otros ingeniosos recursos hipnóticos apareció una inexistente clase social llamada “media” (Mario Benedetti dijo en un conocido poema suyo: “que no es media ni es nada”) por la cual se hace creer a unos “pelabolas” igual que yo y tod@s los demás asalariados, que se está cerquitica de ser burgués por ser mano de obra calificada, especializada, “preparada” y percibir un mejor ingreso que el de las “masas sin preparación o empíricas”.

Pero, también de nuestro lado, en diferentes momentos históricos y expresiones de las luchas de las y los trabajadores, se ha pugnado –con muy poco éxito- por una “escala móvil de salarios” que permita que se incrementen los sueldos en la misma proporción relativa en la que se aumenta el costo de la vida.

Es en la Venezuela revolucionaria Bolivariana y Chavista cuando, sólo con el propósito de construcción de un Estado para el socialismo, nos hemos podido acercar a una reivindicación parecida a la de la escala móvil de salarios, pero dentro de la coyuntura de guerra económica e hiperinflación inducida con la que se ataca al pueblo venezolano. Y digo parecida porque, de no ser porque este pueblo venezolano optó por cambiar de manera radical y definitiva frente a la explotación y la opresión capitalista y se dio gobiernos revolucionarios desde 1999 hasta nuestros días, seguramente ya hubiésemos sido vencidos por las transnacionales petroleras y del capital financiero mundial, a través de sus políticas neoliberales. No lo han logrado porque aquí hay resistencia conciente y un gobierno chavista.

Es el presidente Nicolás Maduro quien, como líder estratega para la Defensa Integral de la Patria, ha desarrollado un cuerpo de medidas y acciones para contener la arremetida del imperialismo, del capital transnacional y de sus lacayos por el mundo que, como el gobierno de narcotraficantes y santanderistas colombianos, compuesto por Uribe-Santos-Duque, arremeten contra el pueblo bolivariano de Venezuela. Hoy estamos a punto de estrenar nueva artillería para contener los ataques enemigos y desde el 20 de agosto comenzaremos a observar los efectos beneficiosos para nuestro pueblo, con la aplicación de las mismas.

Esta nueva artillería, cuidadosamente planificada para fortalecer nuestro proceso de transformaciones incluye el anclaje del nuevo esquema salarial y de fijación de precios al Petro. Y vamos a tener dos unidades contables: el Bolívar Soberano como referencia principal de circulación y una segunda a partir del precio del Petro, del valor del mismo.

Por otra parte, también es importante tener en cuenta, entre otras medidas correlacionadas para la defensa del pueblo venezolano de los ataques contrarrevolucionarios de guerra económica, que los precios del combustible para vehículos automotores se llevarán a precios internacionales para evitar el contrabando, especialmente hacia la vecina Colombia. Para eso es que se ha venido realizando el censo del transporte para subsidiar directamente a las personas que hayan registrado sus vehículos en este sistema relacionado con el carnet de la patria. Es así que todas las personas que no se hayan inscrito en el censo automotor, demuestran que nunca han tenido ni tendrán que acudir al estire y, por tanto no recibirán tampoco el subsidio directo, por lo que tendrán que pagar la gasolina a precio internacional.

Un cuerpo de importantes medidas, estudiadas y puestas en ejecución por el Gobierno Bolivariano y Chavista que preside nuestro camarada Nicolás Maduro. En fin, una forma de poner coto a la guerra económica, profundizar la estabilidad de nuestro país en paz y avanzar firmemente hacia la construcción del socialismo que nuestro Comandante Hugo Chávez nos legó como objetivo mayor de independencia y liberación.

 Ilustración: Xulio Formoso