La inexistencia de Colombia

Doscientos años después, Colombia sigue siendo una deuda con el ideario Bolivariano. Aquella República que hoy recordamos Bicentenario, constituyéndose en torno a principios y leyes, fue abortada desde el vientre Nuestroamericano.

Si no hubiese habido Colombia en 1819 no hubiese habido Carabobo en 1821. Y sin Colombia ni Carabobo, símbolos de unidad e independencia, no hubiese habido libertad para otras tres naciones de nuestro Continente. Pero, es más, es mucho más. Colombia no hubiese sido Colombia sin Bolívar y la idea de unidad en una sola Patria Grande no sería el desafío permanente de nuestros pueblos todavía.

Es hora de revisar a Colombia como concepto, como expresión de libertad, de unidad y de rebeldía independentista. Es que ser Colombia es ser Patria Grande y un auténtico proyecto de integración y unidad Nuestramericana, con plena vigencia en nuestros días.

Colombia era la idea de Bolívar que recordamos 200 años después, al evocar aquel 17 de diciembre de 1819. La «incógnita del hombre en libertad», invocada por el joven Simón de La Santísima Trinidad en su famoso juramento de Roma, en 1805 en el Monte Sacro, se hace patente con el nacimiento de Colombia, hace ahora un Bicentenario.

Aquella Colombia, insistimos Bolivariana y chavistamente, la grande, sigue siendo un reto de nuestros tiempos, puesto que el sueño de Bolívar fue hecho trizas al imponerse la traición santanderista y las oligarquías asumir el dominio, rápidamente entregado a las fauces del Imperio capitalista asentado en territorio yanqui.

La Colombia estratégicamente luchada y forjada por el Libertador de América, no es la que conocemos y padecemos hoy, como sede de bases militares gringas que amenazan la paz del continente, con gobiernos títeres, narcotraficantes y lacayos como el que la gobierna ahorita y pretenden ampliarse en nuestras naciones para satisfacción del panamericanismo, diseñado como concepto de «patio trasero» imperial y no como territorio de amor, unidad y libertad, como lo soñara Bolívar, que son los principios fundacionales de las nuevas repúblicas auténticamente independientes por las que nuestros pueblos siguen luchando todavía.

Ilustración: Iván Lira