La invasión cubana

Le doy de masticar una paloma y la enveneno de mi bien”…

Silvio Rodríguez

El Diálogo comenzó esta vez en otra acera: la de los medios electrónicos breves e inmediatos. Mi amigo Eduardo, quien se autodefine “100% nacional” asegura que “los venezolanos tenemos la capacidad de dirigir al país sin intromisión de nadie”. Lo creo. Es más, creo que en eso andamos desde hace tiempo, pero más explícitamente cuando el Comandante Hugo Chávez apareció en el espectro revolucionario, para liderarlo con una propuesta Bolivariana que desde el principio se propuso crear un nuevo Estado, a partir de la instauración de la V República, basada en los principios fundamentales que nos legara el Libertador Simón Bolívar durante todas sus luchas y la aproximación de concreción en la que se basó la, frustrada y efímera, Primera República.

Aludiendo a un anterior artículo de opinión que yo había publicado, el compatriota me indica que “no debemos dejar que nos invada ningún país extranjero, comenzando por Cuba” y añade: “Y luego por todos los demás”. Como la lista de peligrosos invasores a los que teme mi amigo se queda en nombrar únicamente a CUBA (así con mayúsculas me lo escribe, quizá para que yo asimile la  magnitud del peligro) y ni siquiera cita al imperio estadounidense ni a su gobierno, presidido por Donald Trump, entre los verdaderos peligros d la humanidad y de Venezuela, se me ocurre calificar su alerta como un chiste.

Eduardo dice haber trabajado en altas esferas gubernamentales y yo lo presumo chavista porque me dice que fue empleado en “los tiempos gloriosos de nuestro Comandante” cuando, asevera haber visto “muchas cosas y tuve que callar”.

Yo no sé si mi amigo en diálogo recurre a una figura literaria como el hipérbaton para exagerar su afirmación o sí, realmente lo cree como lo indica. En sus propias palabras me dice que las ayudas que recibimos de los cubanos “son bienvenidas”: “los médicos, en áreas de deportes, pero ya en nuestro sistema electoral y político, no estoy de acuerdo”, precisa. La temida invasión –de la que pretende alertar- sería a través de aparatos de poder político y no con armas en las manos.

La angustia de Eduardo me pareció repetitiva de las consignas goebbelianas (Joseph Goebbels) con las que insiste la derecha internacional, tratando de hacer una precisa programación del sentido común, para trastocar la lucha de clases en una peleíta secundaria, colocando como enemigos a los amigos y como objetivos a eliminar, a nuestros aliados, a los hermanos de la patria grande tan querida por Bolívar. Pero Hugo Chávez nos enseñó a mirar, entender y conducirnos por caminos de unidad para expulsar al verdadero invasor, que no solo nos asedia, sino que ha logrado penetrar en nuestras mentes y doblegar a una significativa cantidad de compatriotas, que no son burgueses, que no son oligarcas, que son como tú y como yo, quienes padecemos el flagelo de la explotación capitalista, de su ideologización permanente, pero no le damos importancia o confundimos al verdadero enemigo de clase hasta con nuestros aliados de a pie y proletarios.

Nuestro Comandante Hugo Chávez, el 27 de marzo de 2008, estando en la ciudad brasilera de Belém, en el estado de Pará, le respondió a los eduardos que siguen alienados o confundidos por el mundo, que “un día (se) me fui a Cuba, hablé con Fidel, Fidel me puso a la orden toda la experiencia de Cuba, comenzaron a llegar los cubanos a Venezuela, la derecha armó todos los escándalos del mundo: ¡vienen los cubanos, invasión cubana, comunismo! etc., ¿cómo se llama? ideologización, etc., tratando de meterle miedo al pueblo. Pero no, aquel pueblo despertó y no tiene miedo de nada, si algún miedo hay en Venezuela es volver atrás ¡No volveremos atrás! Hemos despertado y estamos resueltos a ser libres”.

La autollamada clase media, la pequeña burguesía, a veces medio revolucionaria y a veces medio contrarrevolucionaria, la mayor de las veces “no sabe en qué palo ahorcarse”, como decimos en las calles. A ellos les daremos de masticar una paloma y, como lo enfatiza el revolucionario cubano Silvio Rodríguez, conseguiremos envenenarles de su bien. ¡Cuba no es el enemigo! El pueblo cubano y su gobierno revolucionario, es de nuestros más incondicionales solidarios en la difícil tarea que nos hemos propuesto de ¡Vencer o vencer!, sin más opciones, a lo José Félix Ribas. “Socialismo, ese es el camino a construir para tener una patria verdadera y liberarnos del imperialismo y de la dictadura capitalista mundial”, nos reitera Chávez, nuestro Comandante eterno.

Ilustración: Xulio Formoso