Parece una piedra

Sin embargo no lo es. Se trata de una divinidad. Se trata de la fuerza del universo, de su amor y su fertilidad convertidos por la misma naturaleza en un valioso jade de mas de 30 toneladas que en el corazón de la selva venezolana, en tierra Pemón, representa también la sabiduría ancestral de la abuela. De la Abuela Kueka.

A finales del siglo pasado, la noticia acerca del secuestro de la abuela por parte de un confuso personaje alemán, auto declarado artista y dueño de un proyecto eurocéntrico que concentraba piedras del mundo entero en un parque de Berlín, consiguió traficar influencias y cambiar por “espejitos” un valor sacro y ancestral como el de la Abuela Kueka.

La complicidad de sectores gubernamentales venezolanos de finales de la cuarta República y el propio gobierno alemán consiguieron invisibilizar la acción delictiva despojando a un pueblo ancestral originario, de su cosmogonía, de su sistema de creencias, de su fe. En lo que les pareció una gigantesca piedra jamás lograría identificar la sabiduría, la fe y el amor de quienes bien pudieran ser maestros en el mundo entero de una relación auténtica entre iguales, con los individuos entre sí y con la naturaleza.

El atropello imperial del conquistador, de quienes acudieron a esta Abya Yala para asaltar saberes, memoria pero, sobre todo riquezas materiales como nuestro oro (no olvidemos la persecución y conquista), se extiende hasta el presente con acciones depredadoras como la de asaltar la Gran Sabana (valorado como parque nacional Canaima, por el Estado venezolano) y robar con descaro y aparente impunidad una pieza cuyo valorar auténtico es el de la memoria ancestral del pueblo Pemón.

Hoy, ese pueblo Pemón que es Venezuela, que somos nosotras y nosotros, vuelve sobre la causa común de conseguir que la Abuela esté en casa, que la liberen sus secuestradores, que quienes la robaron reconozcan su delito de lesa humanidad. Hoy, cuando este 2017 se aproxima a su final, el mayor logro en nuestras luchas por la soberanía nacional, sería tener la Abuela, consejera, consentidora, acompañante, querendona y sabia en el mismo seno de la comunidad de Santa Cruz de Macaurí de donde fue robada y ultrajada.

La Abuela Keuka ya no es solo la Abuela del pueblo Pemón, sino la de toda Venezuela. Hagámoslo causa patriótica, Bolivariana y Chavista.

Ilustración: Xulio Formoso