Rafaela Baroni es creadora inmortal

Uno mira integralmente la obra creativa de Rafaela Baroni y comparte su sabiduría de palabras precisas y cosmovisión prolija y descubre el verdadero concepto de Cultura.

La humanidad no necesita de etiquetas ni «apellidos» cuando expresa su creatividad en esplendor y belleza. Así lo observamos en la plástica de Baroni, en sus tallas, pinturas, retablos, en el milagro de su creación completa.

Nuestras instituciones la premiaron (2006) con la distinción Nacional al galardonarla con mención «Cultura Popular». Nos quedamos cortos y complacimos a los dominadores, que crearon esa «categoría» para los «inferiores» para los sin escuela, para los «ingenuos», los que no pueden codearse con las élites de las «Bellas Artes».

Pero Rafaela Baroni, con su vida auténticamente vivida, les rompió todos los esquemas. Hasta a la muerte la hizo bella, mientras tallaba lechos de madera con forma de urnas funerarias, donde ella misma dormía o resaltaba como pieza de museo en exposiciones inéditas.

Por eso nos resulta difícil hoy, aceptar que Rafaela esté muerta. Y si acaso lo está, más temprano que tarde, la tendremos de vuelta.

A Rafaela Baroni la conocí vestida con traje largo, de colorido lujo y postrada en una urna que ella misma fabricó para sus velatorios funerarios.

Ella me contó que, desde niña, sufría de catalepsia y que su primera «muerte» fue a los 11 años de edad.

Originaria de la Mesa de Esnujaque, en el estado Trujillo (Venezuela), donde nació el «día de todos los santos», 1° de noviembre, en 1935. Más tarde sintió que su auténtica libertad la encontró cuando se fue a vivir a la también trujillana ciudad de Boconó, donde se dedicó a tallar la madera y darle vida artística, generando maravillosas figuras, predominantemente de santos, flores y pájaros.

Luego de su primera muerte y resurrección, estas se repitieron en otros momentos. Asumió el morir como algo «normal» en su vida y en su arte.

Siempre sonreía mortalmente feliz. Como digo, yo la conocí «cadáver» en Petare. En el Museo de Arte Popular Bárbaro Rivas, ubicado en el «casco central» del pueblo mirandino. Creo que se inauguraba la exposición Miradas en el espejo (https://issuu.com/museopetare/docs/catalogor.baroni_email_).

Con anterioridad habíamos compartido bellos encuentros y en 2006, exactamente el 8 de agosto de ese año, me correspondió anunciar -como vocero del Ministerio del Poder Popular para la Cultura- para los medios de comunicación, los nombres de los 10 creadores y creadoras venezolanos, reconocidos por el Premio Nacional de Cultura correspondiente a la edición 2004-2005, entre quienes se encontraba ella como ganadora en el área de Cultura Popular, “en virtud de su amplísima trayectoria en este quehacer artístico y en reconocimiento a la alta calidad de su imaginario, su pródigo lenguaje plástico, pleno de hechizos y maravillamiento”, según el juicio emitido por el jurado integrado por Heufife Carrasco, Benito Irady y Luis Alberto Crespo.

Total que, desde entonces, por esas y por muchas otras cosas, me conecté con su vida y con sus misterios creativos, los mismos con los que transmitía su particular cosmovisión entre figuras de ángeles, vírgenes, santos, guacamayas, flores, pájaros, aves diversas y mucho, mucho colorido.

Dedicada a la creación artística, a la convivencia y sanación serena con las demás personas y con la naturaleza, se anuncia su partida de entre nosotros, el lunes 8 de marzo, Mujer creadora, proletaria en esencia.

Sin embargo, esta muerte de ahora, en 2021, yo no se la voy a creer… Debe ser otra jugarreta de la catalepsia. Por allí ya debe estar planificando su regreso. Y aquí la esperamos.

Fotos: Archivo MPPC