En las redes sociales ahora le tocó al terminal de la cédula

Me molesta y mucho. Me irrita y también mucho, pero más me preocupa –al extremo-, que sigamos siendo víctima de los laboratorios que con sádica habilidad maneja la contrarrevolución en la redes sociales. Hay que confesarlo: nos marcan la pauta.

Como dóciles corderos adquirimos sin análisis de ningún tipo, famélicos y asquerosos mensajes que nos ponen la vida de cuadrito.

Su más reciente y nauseabundo logro tiene de cabeza, una vez más, a nuestro pueblo. Sobre todo a madres y abuelas, víctimas principales de sus inmundas estrategias.

Después de emplear varios días en mentir en torno a un supuesto cambio en el terminal de las cédulas para adquirir alimentos sin que la gente mordiera el anzuelo, finalmente (debemos admitirlo) empiezan a recoger algunos frutos.

Es el tema de conversación y desaliño anímico en bancos, plazas, transporte público y otros espacios. La especie corre de boca en boca con el ingrediente de siempre: “Me lo dijo un vecino que tiene un primo que es amigo de uno de los trabajadores del mercado”, robustecida además con una especie de advertencia, ridícula por demás, que refiere a una supuesta cadena presidencial.

El chisme salido de las cañerías de la derecha, no hubiera generado este escrito (jamás les paro) de no haber sido porque personal de alto nivel administrativo en PDVAL ¡también se comió el cuento!

Diligentemente activaba los pasos para operativizar el “nuevo” procedimiento a las puertas de los concurridos establecimientos. Un alerta emanado con la responsabilidad del caso evitó (eso esperamos), la aparición del caos que irremediablemente iba a materializarse cuando el lunes (por poner un ejemplo) coincidieran tras la harina precocida quienes tienen cédula terminadas en 1, 2, 8 y 9 en lugar de sólo 1 y 2.

Conscientes estamos de que el daño producido aún pulula entre frágiles y cautivos ambientes. A ellos, sin vacilación alguna, llamamos a la resistencia y a la conciencia misma: es el Estado el único ente con capacidad y autoridad para generar cambios en las políticas avisadas, además, con suficiente antelación.

Algo diferente es cuento, caos y golpismo.

¡No pasarán!

DesdeLaPlaza.com / Ildegar Gil