Cultura guaraní impregnó última misa campal del Papa en cierre de gira

Con cánticos en latín y guaraní, el papa Francisco ofició el domingo en Asunción su última misa campal cargada de referencias de la cultura paraguaya antes de partir en la tarde a Roma tras una intensa gira que lo llevó a Ecuador y Bolivia.

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Ante más de 500.000 personas Francisco ofreció una homilía en el predio militar de Ñu Guazú, en las afueras de Asunción, muy espiritual y solemne, presenciada en primera fila por el presidente anfitrión, Horacio Cartes, y su par argentina, Cristina Kirchner, informó AFP.

La mandataria se acercó a Francisco unos minutos al final junto a Cartes y le obsequió un cuadro antes de posar los tres para una foto con el sumo pontífice quien, como es tradición, finalizó la misa de casi dos horas pidiendo: «Recen por mí».

En su sermón dominical, el papa describió «la cédula de identidad del cristiano» y sostuvo que el objetivo de los fieles de Jesús «es pasar de la lógica del egoísmo, de la clausura, de la lucha, de la división, de la superioridad, a la lógica de la vida, de la gratuidad, del amor», dijo.

Hay que «pasar de la lógica del dominio, del aplastar, manipular, a la lógica del acoger, recibir, cuidar. Son dos las lógicas que están en juego, dos maneras de afrontar la vida y la misión», enfatizó.

Antes de llegar a este predio, visitó el barrio pobre de Bañado Norte de Asunción, vivo ejemplo de la desigualdad en Paraguay, donde no hay rastro del crecimiento que ha experimentado esta nación de siete millones de habitantes.

Alrededor de 40% de la población está sumida en la pobreza, cuando el país tuvo un crecimiento de 14,5% en 2013 y de 4,5% el año pasado.

Jovial, el Papa dejó incluso ponerse una gorra de béisbol por un vecino y posó risueño a los incesantes pedidos de fotos.

Entre los vecinos de este barrio, defendió «la pelea» por la tierra y por una vida más digna «que no les ha sacado la solidaridad; por el contrario, la ha estimulado, la ha hecho crecer».

María García, coordinadora de las organizaciones de Bañado, denunció ante el papa el desprecio del Estado hacia pobres como ellos, desplazados campesinos en un país donde el 1% de los propietarios de tierras controlan alrededor del 77% de la tierra productiva.

Esperanza en la despedida

Decenas de miles de peregrinos durmieron a la intemperie para lograr un lugar privilegiado en el campo de Ñu Guazú, un enorme predio militar, a 8 km de Asunción.

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«Espero que todo lo que ha dicho sea entendido y produzca algún tipo de cambio en Paraguay, donde hay mucho dinero en muy pocos», dijo a la AFP Leonidas González, un comerciante de 40 años que asistió en familia a la misa multitudinaria.

La homilía se hizo desde un imponente altar preparado por el artista plástico Koki Ruiz, que logró crear un mosaico con la imagen de San Francisco con 32.000 espigas de maíz, coco paraguayo y calabaza, como símbolo de la historia de Paraguay desde los antepasados hasta la actualidad.

También se distribuyeron miles de hostias preparadas por las carmelitas descalzas de Paraguay en una misa para la que viajaron miles de peregrinos de Argentina y Brasil.

Antes de su partida, a las 19H00 locales (23H00 GMT), Francisco se reunirá con los jóvenes en la costanera que bordea el rio Paraguay en Asunción, y en su camino al aeropuerto se detendrá en el centro comercial Ycua Bolaños, donde un incendio mató entre 400 y 500 personas en 2004.

El noveno viaje de Francisco al exterior, y el segundo a América Latina después del celebrado a Brasil en julio del 2013, ha estado marcado por discursos históricos.

Contra las ideologías

El sábado, respondiendo a las preguntas de representantes de la sociedad civil, Francisco aclaró que sus anatemas y reclamos a favor de los pobres y olvidados durante su periplo sudamericano, que le valieron el título de «papa revolucionario», no corresponden a una ideología.

«Las ideologías siempre acaban en dictaduras. Piensan por el pueblo, no lo dejan pensar», dijo en un discurso que empezó leyendo y terminó improvisando con duras aseveraciones.

Este discurso marcará su pontificado como ocurrió el jueves en Bolivia, donde dirigiéndose a líderes de movimientos populares pidió «un cambio» tanto económico como moral y ético para salvar a los pobres y a la tierra.

La larga improvisación del papa, realizada ante el presidente paraguayo, Horacio Cartes, pareció también como un distanciamiento de los gobiernos de izquierda de Evo Morales en Bolivia y de Rafael Correa en Ecuador, países que también visitó esta semana.

Francisco, de 78 años, totalizará en esta gira siete vuelos y 22 discursos, en uno de los viajes más «intensos» que haya realizado desde que fue elegido papa en marzo de 2013.

DesdeLaPlaza.com/EU/AMB