¿Por qué será que sólo la derecha y siempre la derecha pide pasar página?

Por Jorge Recio

Te escuché, y te estoy oyendo entre líneas, Ramón Guillermo. El presidente Maduro está obligado a creerte y a tomar tus palabras por lo que se supone que dicen. Pero yo puedo decirte que no te creo. Hay palabras tuyas, líneas tuyas muy estudiadas -y por eso repites literalmente, lo mismo afuera y adentro, letra por letra, no vaya a ser que se te escape una-, que suenan a acusaciones falsas e infundadas, no a otra opinión, como dices, como si los hechos profusamente demostrados fueran cuestión de opiniones. Hay líneas tuyas, Ramón Guillermo, que suenan a desconocimiento de la historia reciente, tantas veces negada por ustedes y ante tanta evidencia.

Hay palabras tuyas, Ramón Guillermo, que suenan a amenaza, y tú lo sabes, aunque muchos de los tuyos, esos que sólo entienden o quieren escuchar un discurso lineal y confrontativo, y no hiperbólico, te insulten por colaboracionista; aunque tú sepas que estás siendo estudiadamente guabinoso, y en el fondo, entre esas líneas que pergeñaron, no estás admitiendo ninguna responsabilidad de la oposición en ningún hecho de violencia del 2002 para acá, atribuyéndolo a un otro que será el Gobierno y la Revolución, porque no hay otro, etéreo y abstracto; y haciendo unas exigencias inaceptables, como el jugador de póker que bluffea a lo más alto desde el principio, a ver hasta dónde es capaz de llegar el contrario. ¡Qué por pedir no quede!

Pero esas líneas entre líneas, Ramón Guillermo Aveledo, te llevarán a ti y a la oposición, e incluso, espero, a una parte de la derecha internacional, ante la verdad de los hechos, gracias a la determinación del Gobierno Nacional de continuar con eso que se llama diálogo, que como decía Sócrates, como comadrona haga parir y ponga a la luz y en evidencia el conocimiento cierto de lo ocurrido todos estos largos 12 años, y que nos ha llevado a los crímenes que se han cometido estos últimos meses.

¡Qué estos sean los últimos!, creo que no llegas a decir una frase tan concreta, ¿verdad? Porque eso pasaría por admitir responsabilidades, y no porque el Gobierno ceda en su política revolucionaria, como insinúas.

Sabes bien, Guillermo Aveledo, que no diste respuesta a uno solo de los planteamientos que te hicieron las víctimas del 11 de abril, y que harás lo posible por no darla, ni ahora ni en el futuro, porque en esa épica de Chuao a Miraflores están encerrados.

Por eso te gustó tanto tanto, te vino tan al pelo, la intervención de la canciller colombiana Olguín. Se ve que la inspiramos. Porque argumentó que «había que pasar página», es decir, olvidar la historia, hacerla a un lado, no hablar de ella y por supuesto no señalar responsabilidades. Curioso que esa sea también la tesis de Moisés Naím, que «la historia que hay que contar» sea sólo la de un presente grueso, con los datos, bien gruesos también, que ustedes escojan para interpretar ese presente. Violencia, violencia. Desabastecimiento, desabastecimiento. Gritan los académicos de la derecha, y lo repiten todos sus adláteres, think tank, y jalabolas de medio pelo, de la mass media hasta el último twitter del que coloca una guaya a través de una calle o llama héroe al que la coloca.

Si sólo respondieras una pregunta: ¿qué debemos hacer con los responsables que determinen las investigaciones y los juicios de las muertes más recientes de 41 venezolanos? ¿Qué eufemismo, qué fórmula retórica se inventarán para eximir a los dirigentes de oposición que se demuestren sus responsabilidades criminales?

Y como dije adentro, Ramón Guillermo, en esa pared que me estabas viendo, yo digo que no. «Que Proceso de Paz sí, pero sin pasar página», lo reitero, como recordarás, si por eso se entiende olvido, o amnesia, de donde viene la palabra amnistía; o impunidad. Entiéndanlo bien: esta vez no es posible una Paz con impunidad.