Andresito

Andrés Guacurari y Artigas (1778-1821), más conocido como Andresito, llevaba en sus venas la sangre de la raza guaraní. Llevaba ese espíritu libertario de los guaraníes: Espíritu que lo llevó a la luchar contra los paraguayos y los lusitanos-portugueses por la autonomía, espíritu que lo llevó a ser el primer gobernador aborigen en el Río de la Plata.

Andresito nació en Santo Tomé según cuentan en 1778, aunque algunos dicen que nació en San Francisco de Borja, actual territorio de Brasil. De típico linaje guaraní, algunos no descartan que de igual manera, como era común en la época, haya tenido ancestros europeos. Según rumores, podría ser hijo natural de José Gervasio Artigas, el libertador de Uruguay, el cual lo adoptó y le dio su apellido, por eso en Uruguay es más conocido como Andrés Artigas.

Andresito Angentópolis
Andresito

 

Su carrera por la emancipación de España comienza en 1811, cuando se une al ejercito de Manuel Belgrano y marcha a pelear al Paraguay para su independencia. Ante la derrota por parte de las fuerzas paraguayas, continúa con Belgrano y parten hacia la Banda Oriental con el mismo propósito. Desplazado Belgrano por el unitario Rondeau (que respondía al poder central de Buenos Aires), Andresito se une a las huestes de Artigas, donde se produce la adopción legal por parte del caudillo, lo que le permitió a Andresito, pese a lo estricto de las leyes, escalar en los grados militares de la época.

A fines de 1812, Andresito ya ostentaba el cargo de Comandante de las Misiones y es con ese cargo que logra recuperar La Candelaria al este de la actual provincia de Misiones. No fue la única vez que Andresito pelea en La Candelaria. En 1815 cuando la invasión luso-portuguesa toma las Misiones orientales y occidentales, como así también gran parte del territorio de Misiones, Guacurari, que ya ostentaba el cargo de Comandante General de Misiones, otorgado en 1814 por Artigas que era líder de los Pueblos Libres del Sur, logra su recuperación.

En 1817 las fuerzas luso portuguesas vuelven a invadir a mando del comandante Das Chagas Santos. Andresito realiza una ofensiva considerada brillante en lo militar y con una fuerza compuesta completamente por guaraníes, logra derrotar a las tropas luso-portuguesas y recobrar prácticamente todos los territorios.

Entre 1818-1819 a pedido de Artigas participa de la guerra entre unitarios y federales. En esos años invade la provincia de Corrientes que había sido tomada por los unitarios. Por un tiempo fue gobernador de las dos provincias, tanto de Misiones como de Corrientes.

Fue en esos años cuando pudo llevar a la práctica todo su ideario político, ya que como lo había hecho primero en Misiones, y luego en Corrientes llevó a cabo una reforma agraria repartiendo entre los gauchos, aborígenes y negros las tierras que estaban en latifundio. Además declaró la libertad de los aborígenes y de los negros, que todavía tenían tal rango. Llevó a cabo un plan de gobierno donde se respetaba la autonomía de cada Misión y de cada poblado que estaba bajo su hbernación.

Todas esas medidas revolucionarias para la época hicieron que fuera muy querido por los que menos tenían, en la misma proporción que los criollos que antes tenían el poder, españoles y el poder central de Buenos Aires lo odiaban y quería sacarlo de camino. A pesar de que había anexado un inmenso territorio a la provincia de Misiones a Buenos Aires parecía no interesarles esas tierras y nunca reconoció la autoridad de Andresito.

Por esa causa, ante una nueva invasión por parte de las fuerzas lusitano-portuguesas, Andresito tiene que partir al encuentro, ya que era el único capacitado para enfrentarlos. Al principio de la contienda parecía que las tropas del guaraní tendrían el éxito, pero la llegada de refuerzos portugueses de la zona de Rio Grande del Sur, y la falta de ayuda del director Posadas, a pesar de los insistentes pedidos de los gobernadores de Entre Ríos y Santa Fe, hicieron que sufriera una derrota aplastante.

Fue tomado prisionero y enviado a Río de Janeiro envuelto en una piel de vaca húmeda, que al irse secando iba comprimiendo su cuerpo. A partir de ese momento todo pasa a una zona de oscuridad sobre su vida, algunos dicen que posiblemente murió por los malos tratos en la cárcel de Rio de Janeiro, otros que murió en la cárcel de Río Grande del Sur y otros que beneficiado por un indulto, vivió sus últimos años en la zona de las misiones brasileras en el total anonimato.

Lo cierto es que, como su muerte, su vida también pasó al olvido hasta que en el 2003 un movimiento para reflotar su historia se puso en marcha, y hoy por hoy, el reconocimiento a su actuación llegó incluso a que se le erigiera, en la ciudad de Posadas una estatua de quince metros de altura, desde donde contempla la tierra misionera, tierra a la que él tanto amo.

DesdeLaPlaza.com/ Nito Biassi