El vello está de regreso, ¿tendencia o cansancio?

El área más íntima,  y resguardada de las mujeres, el vello púbico, en los últimos años  ha sido motivo de cambios tan radicales como el diseño y confección de un par de jeans.

Una de las principales cualidades que tiene cualquier moda es que no necesariamente responde a las solicitudes del mercado. Es en estos casos cuando todos los volúmenes de teoría económica de Adam Smith, ( el padre del capitalismo: si dejamos que el mercado opere con toda libertad, esto fracasa»),  parecen desmoronarse. Con solo hacer un repaso por las tendencias de vestir de las décadas pasadas, nadie en su sano juicio hubiera demandado ciertos productos si antes no existiera todo un sistema de implementación de necesidades a través de medios de comunicación, pasarelas, campañas y celebridades.

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Desde los pantalones de MC Hammer, hasta los “mullets” (ese terrible corte de pelo podado en la parte superior y muy largo en el resto de la cabeza). La moda es de las pocas industrias que inventa su propia demanda.

Para los hombres, desabrochar una falda o pantalón y bajar la ropa interior de una chica puede ser tan sorpresivo como lo era en épocas pasadas para un padre descubrir el sexo de su bebé al nacer. En las dos décadas que llevo teniendo sexo, me he topado desde minúsculos mechoncillos hasta vaginas totalmente depiladas, pero todas bajo un mismo margen de mantenimiento y cuidado personal. De hecho, gracias a ese momento de revelación, llegué a juzgar a más de una mujer por el “estilo” que elegía, y me daba cierta idea del encuentro que me ofrecería.

Ahora el habitual recorte púbico ha dado un nuevo giro y parece ser que la tendencia es justamente que ya no haya tendencia. Como lo señala en una columna la escritora británica Kathy Lette: “Durante el verano he estado nadando en la piscina del Parliament Hill y me eché chapuzones extraños en el lago (exclusivo) para señoras en Hampstead. Y me he dado cuenta de algo que no había visto desde los ochenta: vello corporal”.

Lette narra que ante su descubrimiento empezó a preguntar a las demás señoras si habían dejado la cera por la paz y encontró que la depilación, los bronceados falsos, operaciones de senos y los brillantitos decorativos que algunas jóvenes usan en su pelvis (los vajazzle) las hacían sentir como “imitadoras baratas de esposas de futbolistas”.

Vello femenino está de regreso

 

Como cualquier costumbre que entra en boga, el dejarse crecer el vello púbico ha sido una práctica auspiciada por miembros clave de la farándula, incluyendo a Cameron Diaz —quien aborda el tema en su libro The Body Book—, Gwyneth Paltrow y Lady Gaga. Pero es la autora Kathy Lette quien resume su postura, escribiendo: “Hoy, depilarte tu región inferior con cera te pone en la misma categoría que una bailarina de tubo, una princesa pop del twerking o una estrella de reality show”.

Pero con todo el respeto que se merece la señora Lette, quien tiene 35 años publicando best sellers, su opinión no solo discrimina a otras mujeres, sino que está completamente equivocada.

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Hace tiempo que el vello púbico ha brotado como matorral en temporada de lluvias en la industria que posee la peor reputación en cuanto a la reducción de la mujer como objeto sexual: la pornografía.

Algunas de las actrices más famosas del género como Sasha GreyKarlie MontanaJessie AndrewsRiley ReidShyla Jennings y Raven Rockette se han dejado de depilar, prefiriendo un aspecto natural. Incluso la directora y actriz Dani Daniels, a pregunta expresa en un foro de Reddit, declaró que se deja crecer el vello porque le encanta: “Me gusta sentirme como una mujer”.

Y los filamentos púbicos no son los únicos que han regresado, también los de las axilas y laspiernas. Muchas chicas están optando por decolorarse el pelo de estas áreas en vez de arrancarlos con cera o someterse a interminables sesiones láser.

Vivimos en tiempos de empoderamiento e igualdad como nunca antes en la historia. No tenemos que haber experimentado la remoción artificial de la vellosidad corporal —aunque en el periodo metrosexual, algunos hombres lo hicieron— para saber que millones de mujeres, detrás del incansable deseo por verse bien, ser aceptadas y deseadas, realizaron dolorosos sacrificios, y una parte importante de ellas está harta y no quiere volver a experimentarlo jamás. Otras lo seguirán haciendo, por gusto o como un acto de amor hacia sus parejas. Lo substancial es que la decisión provenga de ellas.

La verdad, ¿qué más da? Los hombres las amaran igual.

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DesdeLaPlaza.com/ GQ/MB