Andrés Eloy Blanco fue gran servidor del pueblo

“Lo que hay que ser es mejor y no decir que se es bueno ni que se es malo, lo que hay que hacer es amar lo libre en el ser humano, lo que hay que hacer es saber,  alumbrarse ojos y manos y corazón y cabeza y después ir alumbrando”.

Este es el fragmento de un poema dedicado a la juventud venezolana, titulado  «Coloquio bajo la palma», compuesto por el insigne dramaturgo, periodista, político, biógrafo, cuentista, orador, ensayista y poeta venezolano Andrés Eloy Blanco, quien cumple este 6 de agosto, 121 años de su nacimiento, pero su nombre aún está adherido a la memoria histórica de Venezuela, por sus sublimes labores y obras.

Éste ilustre y polifacético personaje venezolano, fue un hombre de pensamiento universal, que cuya inspiración para componer su extensa gama de poemas, artículos, crónicas y ensayos, germinaban de su preocupación por el bienestar, las inquietudes  y la voluntad del pueblo.

Andrés Eloy Blanco, trascendió paralelamente en el ejercicio literario y en el ámbito político,  es considerado como el fundador del partido Acción Democrática (AD), y,  además tuvo una  óptima actuación como parlamentario al ser mencionado presidente de la Asamblea Nacional Constituyente en el año 1947 y luego canciller de la República.

Es importante resaltar,  que durante su participación parlamentaria también incursionó en el ámbito humorístico.

También fue unos de los estudiantes universitarios, que se sublevaron en el año 1928 en  contra del mandato de  Juan Vicente Gómez, esta insurrección  histórica es conocida como la  generación del 28 y tras su disidencia fue apresado en penitenciarías «Gomecistas», donde tuvo la oportunidad de compartir con campesinos y obreros iletrados, que sirvieron como fuente de inspiración para realizar múltiples obras como: Barco de Piedra, Malvina Recobrada (1937), Malvina Recobrada  (1937), Abigail (1937), Baedecker 2000 (1938) y Navegación de Altura (1941).

Aparte de poseer una gran habilidad para escribir, el sublime poeta y político, también fue afamado por su gran capacidad verbal, debido a sus grandilocuentes discursos que emitió en el parlamento.

Andrés Eloy Blanco, como el mismo lo expresaría en el prólogo de su libro «Poda», él quería su propia voz como a sí mismo, y que por lo tanto, para hallarla tenía que acudir a su más segura fuente de inspiración que era el pueblo, el paisaje de Venezuela y América.

En consecuencia, este personaje sublime siempre prestó atención a las inquietudes de los sectores populares y a lo que expresaban las personas en la calle, por este motivo la ciudadanía se sintió identificada con sus obras poéticas, sus versos, sus crónicas, ensayos y coplas de rima sencilla. De allí partió su gran popularidad.

Finalmente, el Congreso Nacional en el año 1973 a 18 años de su muerte, decidió editar sus obras completas en diez volúmenes, cinco de los cuales recopilan su gestión periodística (crónicas y ensayos cortos). En susodicha edición, también se encuentran algunos de sus excelentes discursos, puesto a que es considerado como uno de los mejores oradores de Venezuela durante el siglo XX. Actualmente, sus restos están reposando  en el Panteón Nacional.

Aquí uno  de sus célebres poemas:

Silencio

Cuando tú te quedes muda,
cuando yo me quede ciego,
nos quedarán las manos
y el silencio.
              
Cuando tú te pongas vieja,
cuando yo me ponga viejo,
nos quedarán los labios
y el silencio.
              
Cuando tú te quedes muerta,
cuando yo me quede muerto,
tendrán que enterrarnos juntos
y en silencio;
              
y cuando tú resucites,
cuando yo viva de nuevo,
nos volveremos a amar
en silencio;
              
y cuando todo se acabe
por siempre en el universo,
será un silencio de amor
el silencio.

DesdeLaPlaza.com/KC