Andrés Bello en el pensamiento crítico de hoy

“Sepan que el exceso
de conocimiento, al igual
 que la ignorancia, acaba en una negación.
¡Yo dudo de mi obra!”
Honoré de Balzac.
La obra maestra desconocida

 

Carlos Marx entendió, y también lo argumentó en algunas oportunidades, que un poeta, un artista, un creador, en el ejercicio pleno de su conciencia expandida, siempre será un Revolucionario aunque en política defienda las ideas más reaccionarias.

Es algo que suele repetirse en la realidad histórico-social, tal como la conocemos o como se anida en nuestra memoria. La apreciación pudiera aplicarse para el caso de nuestro querido poeta, investigador y maestro, Andrés Bello.

Caraqueño por nacimiento, chileno por adopción y arraigo intelectual y docente, Andrés Bello López, de cuna oligarca, formación conservadora, monárquica, monacal y bizantina, asume la tarea independentista y descolonizadora de acercar el habla (impuesta por el conquistador) a un proceso de democratización y ruptura filológica y epistemológica.

Revolucionario en esencia, en espíritu, Bello López muere apegado a ese conservadurismo político al que hacemos referencia, y a un apego por las ideas dominantes en el status quo de entonces.

Si mencionamos a nuestro Andrés Bello en temas tan agudos como el de su pasión por el Espíritu, también es bueno recordarlo pidiendo «una vaina de esas» en una taberna de tertulias y recreación a la que se acercaba cotidianamente para compartir, en la ciudad de Santiago. Allí brindó, más de un  penúltimo día del mes de noviembre en su celebración de cumpleaños. Esta vez, para el sábado 29 en cautiverio de protección colectiva ante la pandemia del Coronavirus, Venezuela tiene prevista la clausura del XIV Festival Mundial de Poesía (2020), organizado en paralelo con la Feria Internacional del Libro (Filven 2020) Y la cual cierra su formalidad inaugural el día 22, mientras se expande hasta el año próximo, por todo el territorio nacional.

Pero la referencia de efeméride venezolana, de este y todos los 29 de noviembre, la dedicamos a nuestro Andrés Bolivariano y caraqueño, quien cumple 239 años.

Vanguardia particular de una revolución independentista de expresiones políticas y sociales, Andrés de Jesús María y José Bello López asume los tiempos de convulsiones y cambios (a esa aludida Revolución) en el terreno epistemológico, en la acción hecha verbo y en la búsqueda de la perfección por la unidad en la diversidad cultural del idioma y del pensamiento.

Se recuerda que nuestro compatriota tuvo como primer maestro a Fray Cristóbal de Quesada, un tío paterno suyo, monge religioso, quien le enseñó latín. A su vez, en ese proceso, Bello López se convierte en maestro del nuestromericano Libertador Simón Bolívar y también en maestro educador en Chile, donde fundó su Universidad en 1842.

Fue su pasión de vida, investigación y obra el llamado «mundo americano». Así se vislumbra en su Gramática de la Lengua Castellana destinada al uso de los Americanos. Movido por su alma de poeta se supo detener para admirar la naturaleza. Es así como la formación del espíritu revolucionario en las universidades de la colonia se inicia con el estudio de las ciencias naturales.

Andrés Bello puso mucho énfasis en realizar el catálogo poético de la zona tórrida pasando a escribir las rimas:Silvia a la agricultura de la zona tórrida, La oración por todos y el poema a La Vacuna, donde Bello despliega todo el ímpetu de liberación mezclado con los acentos sencillos de la vida rural.

Ya radicado en Chile, en 1884 publica su cosmografía o descripción del universo conforme a los últimos descubrimientos. Este libro se refiere al «modo más comprensivo y sencillo que me sea posible» de los grandes resultados de la ciencia.

Un año antes, en 1843, el gobierno chileno de entonces crea la Universidad que Bello propugnaba y de la cual fue nombrado rector. El Derecho ad gentes, Los principios de Derecho Internacional, fueron acogidos por todos los países americanos y varios extranjeros.

Bello y la Revolución Bolivariana

Defender a Andrés Bello López como revolucionario, en el sentido social y político de nuestras lecturas de los fenómenos transformadores derivados de la luchas clases en el capitalismo, resulta como «muy tirado de los cabellos».

La definición de nuestro Maestro Andrés Bello, maestro también de nuestro Libertador Simón Bolívar, líder y protagonista principal de las estrategias y luchas independentistas, actualmente epónimo de la Revolución por la que, en el siglo XXI, construimos la Patria socialista y procuramos una nueva Tierra, lo acerca más bien -desde entonces- a una ideología conservadora, aunque no intransigente. Bello respetaba la tradición establecida, era católico practicante y amaba al idioma religiosamente, aunque había recibido el racionalismo del siglo XVIII y tenía el espíritu abierto a la luz de todas direcciones.

Pese a su condición aristocrática, su pensamiento políticamente conservador y oligárquico, Andrés Bello defendía el fondo revolucionario de su espíritu justiciero y defensor de la igualdad, por el que consideraba como una injusticia, como un absurdo, el privar del beneficio de la educación a las clases marginadas o menos favorecidas por la sociedad.

Bello Bolivariano

En defensa de la reciprocidad en el intercambio de saberes, quizás deberíamos referirnos también a un Bolívar «bellista». La figura formal del docente, destaca en Bello, específicamente, entre los años 1797 y 1798, los que deben corresponder a los días en que Andrés Bello -un año y medio mayor de quien sería el Libertador- le dio clases a Simón Bolívar, en aquella «academia privada» que la familia oligárquica de éste le organizó en su propia casa para la formación. El mismo Libertador Simón Bolívar recordará más tarde aquel magisterio como «timbre de buena enseñanza». Relación en la que, a nuestro entender, algo del rebelde espíritu libertario de Simón de la Santísima Trinidad debe haber movido y guiado el destino transformador, revolucionario, con el que Andrés Bello emprende su pensamiento crítico y lo confronta con las ideas y la gramática del conquistador y colono.

Ilustraciones: Tito Salas (detalle: lección de Bello a Bolívar) y Almarza