Netflix: Amor de calendario (2020) Navidad insípida

El género de la comedia romántica sufre una crisis de identidad desde hace algunos años. Al parecer los directores y escritores no saben qué hacer. Además han muerto algunos de sus creadores más importantes, tal es el caso de Nora Ephron y Garry Marshall.

Películas aburridas, que repiten situaciones cliché una y otra vez son las más comunes en esta categoría de cine que desde hace tiempo no acierta.

Emma Roberts y Luke Bracey protagonizan otro largometraje que habla de amor de una forma hueca, superficial y sobre todo poco convincente. Amor de calendario (2020) expone los diálogos, chistes, personajes y escenas que ya hemos visto un millón de veces en comedias románticas sosas e insípidas. La cinta repite todos los lugares comunes y los errores de películas como Amigos con beneficios (2011) y Amigos con derechos (2011), dos historias vacuas y aburridas sobre las relaciones románticas.

Su principal error: pretende decir mucho y en realidad no dice nada.

El largometraje muestra desde el inicio a personajes superficiales que no generan ni 1% de empatía porque parecen maniquíes que repiten diálogos. Un hombre y una mujer con actitudes  de niños de cinco años.

Al parecer para su director, John Whitesell, el amor romántico consiste en un sinfín de circunstancias estúpidas.

Olvida que en el cine el romance puede estar lleno de ingenio. Solamente es necesario contar con situaciones que en sí mismas potencien la trama. Además brindar en los diálogos o en la representación de los personajes una verdadera razón para la historia que se nos quiere contar, un motivo.

Las motivaciones de la historia son precisamente las que no existen en este largometraje sobre la amistad y el amor como emociones diluidas.

En Amor de calendario dos personas eligen pasar tiempo juntos como pareja porque no quieren tener pareja, pero deciden fingir que sí la tienen ¿por qué? ¿para qué? Las razones se cuentan en la trama poco verosímil y estúpida, muy estúpida.

El amor romántico como un conflicto o una imposición social es un viejo cliché que ya ha sido explorado tantas veces con  superficialidad en el cine que ya cansa.

También la falta de compromiso, el miedo a tener vínculos con otras personas y a fracasar.

Amor de calendario es una nueva variación de ese tema y lo hace con un 0,0% de gracia y mucha superficialidad.

Si el fondo no cuaja, la forma no se queda atrás. Las actuaciones son forzadas en esta historia que te invita en cada escena a dejarla.

La frivolidad puede resultar atractiva e incluso divertida en ocasiones, sobre todo si se tiene claro desde un comienzo que ese es el objetivo del filme. Lo que desagrada de Amor de calendario no es que sea frívola, es que su frivolidad es poco creíble, sus chistes no generan ni una mueca de sonrisa y su cursilería es bastante poco profesional.

Además la química entre los protagonistas es inexistente, son excesivamente fríos, no les puedes creer nada: ni la amistad, ni el amor, ni las diferentes emociones que intentan transmitir sin éxito alguno.

No es divertida ni alegre, tampoco posee el espíritu ligero de algunas comedias de Navidad. La película es sosa, es un experimento fracasado sin alma ni sentido.

@luisauguetol