¿Bolívares para quién?

El niño que es llorón y la madre que lo pellizca. Resulta que si no es una vaina, es otra, y si de jodernos la paciencia a todos los venezolanos se trata, ahora cualquiera levanta la mano.

En estos días me disponía a realizar un depósito específicamente y valga la cuña en una agencia del ‘Banco Mercantil’, donde puedo presumir que por las respuestas obtenidas seguramente es una política de la institución financiera, en pro de causar molestias e incomodidades entre sus clientes. 

La primera agencia visitada fue la ubicada en el Centro Comercial Propatria, donde a pesar de que había demasiada gente, entre pensionados y clientes comunes, abrieron la agencia después de la hora establecida (9:00 am) por daños en su puerta principal. ¿Mi intención? depositar 50 mil bolívares, pero con el billete odiado por muchos y deseado por otros, el de 100 mil bolos.

Para ese momento se estaba pagando a clientes comunes y corrientes un monto de 10 mil bolívares, que por cierto ni para una bolsa de pan alcanza (si es que consigues), y a los pensionados se le estaba cancelando un monto de 100 mil.

Viendo la condición anterior y conociendo un poco como trabajan los bancos, concluí que no debería de haber problemas (puesto que, mientras más efectivo o dinero papel tengan, podrán pagar al resto de los clientes) y que la ‘inteligente’ cajera estaría dispuesta a darme el vuelto de mi depósito.

Se supone que si están pagando 10 mil y 100 mil por clientes comunes y pensionados respectivamente, significa que disponen de ese efectivo en esas denominaciones, sin embargo, fui testigo y aunque parezca extraño en estos tiempos de ‘crisis de papel moneda’ había gente depositando fajas de billetes de denominaciones de 100 y 50 bolívares.

Bueno luego de esperar mi turno en la cola, aproximadamente 2 horas, al pasar con la ‘Suma Cum Laude’ cajera y mostrarle mi deposito, ella, al ver que debería darme ‘vuelto’ me comenta: “Debes hacer el depósito con el monto exacto porque no damos cambio”, mientras que a su lado se encontraba su colega precintando y organizando los billetes por denominaciones y montos determinados.

Tras su sugerencia, mi cara se tornó en forma de “ano”, como dirían los “gemelos fantásticos” y le respondí: “Cómo no vas a tener para darme cambio, si estas pagando 10 mil a los clientes y 100 mil a los pensionados, y su trabajo es recibir depósitos en efectivo, justamente para poder pagar en efectivo,  y no solo eso, estoy viendo que están organizando billetes de bajas denominaciones».

¡No damos cambio!, fue la cerrada y tajante respuesta de la cajera.

En fin, perdí mi cola, el tiempo y la paciencia. Viendo que no conseguí nada con estos ‘Magisters bancarios’, me dirigí a la agencia principal de ese banco, ubicada en el centro de Caracas, donde por cierto, también estaban pagando 10 mil bolos por persona. Antes de comenzar hacer la cola (una vez más) le pregunté a una de las cajeras lo que pretendía hacer, obteniendo la misma respuesta: “Te recomiendo que cambies el billete porque no damos vuelto”.

Aquí fue donde me di cuenta que la vaina venía de arriba y que fue una orden estricta del banco, que debían acatar todas las agencias como forma de trabajo.

Pues, no me quedo de otra que recorrer todo el centro de Caracas, intentando cambiar el bendito billetico, logrando el objetivo una hora y media después.

Molesto y adicionalmente ‘arrecho’, ahora si podía terminar a las 12:30 mi diligencia que desde las 7 de la mañana salí a hacer.

Pero… justo cuando realizaba el depósito, a mi lado en la otra taquilla, se encontraba un señor tratando de retirar exactamente 8 mil bolívares y su intención fue frustrada por la funcionaria bancaria cuando le dijo que no podía darle esa cantidad, porque para retirar el monto tenía que ser exacto, ósea, 10 mil bolos netos, es decir, tenía que  pedir 2 mil bolos prestados para depositarlos a su cuenta y lograr sacar el monto establecido por el banco.

Al percatarme de esto, noté que ese día había alguien más jodido que yo, porque tenía “real” y no lo podía sacar, y adicionalmente tiene que pedir prestado para poder usar sus reales.

Ahora bien, ¿quién regula o controla esto? No sé de otro banco privado o público, que aplique estas mismas condiciones pero creo que la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (SUDEBAN) debe echarse una paseadita por todas las instituciones bancarias y establecer normas y reglas al respecto, porque tanta intransigencia no es normal.

Ahora, si la restricción es por el contrabando de efectivo o papel moneda que se realiza hacia Colombia ¿Por qué carajo el gobierno no cierra la frontera para evitar este delito, en vez de cerrarnos las posibilidades a los venezolanos de usar nuestra propia moneda?

¿Acaso no es más común ver a un colombiano en Colombia con más de 100 mil bolívares en efectivo, que a un venezolano en Venezuela con tan solo 10 mil?