Doblaje y Subtítulos: De lo transnacional a lo nacional

Por: Ennio Di Marcantonio

Durante el siglo XX, Venezuela se convirtió, por el talento de sus locutores, locutoras, traductores, traductoras, en uno de los países preferidos por las trasnacionales del cine y la TV para hacer el subtitulado y doblaje al castellano para productos en otros idiomas, principalmente en inglés – Reto del siglo XXI: Crear industria nacional, pública, con estabilidad laboral, para el doblaje y el subtitulado, ganando mercados, y divisas, para la República

¿Tu niño, tu niña, pide: ‘un tantito de pan’ o ‘un poquito de pan’? ¿Tu niño, tu niña, dice: ‘la maestra me cae gorda’, o ‘la profesora no me gusta’?

Si respondes de modo afirmativo, es porque no tenemos una industria nacional de doblaje y subtítulos, ni leyes venezolanas que regulen la traducción que debe privar en la TV de señal abierta, y en la TV por cable que requiera del doblaje, o del subtitulado (leyes que, incluso, deberían establecer las condiciones laborales de nuestros trabajadores y trabajadoras del doblaje y del subtitulado, aspecto de la comunicación que no tiene ninguna regulación que los defienda)

Son miles los contenidos importados que requieren de doblaje y subtitulado, pero que llegan doblados desde México o Miami; lo que eleva costos de importación de programas para TV.

En contraste, tenemos servicios de doblaje en el país, con locutores, locutoras, actrices y actores especializados en doblaje, además de traductores, ingenieros de sonido, que funcionan como servicio subalterno a la maquinaria global de la comunicación.  

Pero además, contamos con una producción nacional, en cine y TV, que está buscando mercados en el exterior, y que debería contar con una industria nacional, centralizada, que los proveyera de doblaje y subtitulado, servicio cobrado por el Estado al mercado mundial, con ganancia extra en divisas, más allá de la obra terminada por nuestra industria de cine y TV.

No estamos pidiendo que el Estado sustituya a este pequeño sector privado del doblaje, sino que se convierta en barrera nacional a la importación de productos doblados o subtitulados por otros países, permitiendo empleo productivo, y reforzamiento de nuestra lengua venezolana.

Hagamos una industria nacional de doblaje, con seguridad social, salario fijo con beneficios para sus trabajadores y trabajadoras, y porcentajes de ganancia (incluso en divisas) para los mismos, si los productos audiovisuales venezolanos, doblados en diferentes idiomas, son exportados.

Apliquemos leyes que impongan doblaje y subtitulado venezolano a producciones extranjeras, como lo hacen España, México y Argentina, ejemplos de todo un mundo que protege su industria y talento nacional.