El hábito saludable de ver dibujos animados

Ver dibujos animados es una oportunidad de poner en pausa nuestro sentido de la realidad

Los dibujos animados son una forma de diversión simple. Un modo de poner en pausa el sentido de la realidad (y todo lo que trae consigo) para entregarnos a otro tiempo y espacio.

Ver dibujos animados es hacer un pacto con la imaginación, darle rienda suelta a la zona creativa de nuestra mente que muchas veces se encuentra dormida. Es una forma de ejercitar el cerebro, de ponerlo a prueba, de sacarlo de ese marasmo cotidiano que implica, en ocasiones, la vida de casi todos los adultos.

Los dibujos animados se inventan una realidad, que la mayoría de las veces (ya que están creados para un público infantil) es bastante más rosada e ideal que la conocida por todos. Pertenecer a ese mundo, así sea por algunos momentos es sanador.

Dicho así puede sonar muy cursi, sin embargo, ver dibujos animados representa un ejercicio muy beneficioso para la salud mental de cualquier adulto.

En el proceso de disfrutarlos ponemos un límite a la realidad tal y como la conocemos. Ese mundo con el que nos relacionamos a diario se aleja de nosotros y podemos poner distancia  para verlo desde otra perspectiva.

Me confieso una consumidora asidua no solamente de dibujos animados, también de literatura infantil y cuanto contenido se produzca para niños. La ingenuidad, la simpleza de todas esas ficciones le hacen un gran favor a mi espíritu y sobre todo a mi mente.

Sé que no estoy sola en el desarrollo de este hábito. Sin embargo, después de los veinte años pocos confiesan fácilmente que les gusta ver comiquitas. Supongo que se les antoja una muestra de poca seriedad, de infantilismo y de tontería que no hay que  presumir.

Demás está decir que les doy la razón. Ver dibujos animados es también una prueba de inmadurez que –aunque nos empeñemos en decir lo contrario- también es  necesaria para todos los que quieren seguir siendo felices al dejar la infancia.

Conservar altos grados de candidez y tontería viene siendo muy importante para tener una mente sana. Las ficciones animadas te reactivan esas emociones. Te dejan elevarte sobre las dimensiones claustrofóbicas que en ocasiones propone la realidad.

En un mundo donde el estrés de los problemas cotidianos puede llegar a ser agobiante, es necesario soltar, dejarse fluir y pensar en otras cosas. Es necesario descubrir situaciones ilusorias cargadas de buena energía.

Es un lugar común recomendar mantener vivo a tu niño interior, tratar de ser menos cínico y endulzarte con ficciones que te permitan sentirte inocente al menos por ratos. Es un lugar común, pero  hay que tenerlo en mente porque puede ser el comienzo de una nueva vida y de una mente más sana.

@luisauguetol

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