Lactancia materna: el mejor comienzo

La lactancia materna es la forma óptima y natural de alimentar al bebé. La leche materna está específicamente producida para cubrir TODAS las necesidades del ser humano durante sus primeros meses de vida. Un buen comienzo asegura que la lactancia sea una experiencia feliz, satisfactoria y saludable tanto para la madre como para el bebé.

Todas las mujeres, con muy contadas excepciones, están perfectamente capacitadas para amamantar a sus hijos exclusivamente durante los primeros 6 meses de vida y hasta que lo decidan. Desafortunadamente, en la actualidad las rutinas hospitalarias, las falsas creencias infundadas en la sociedad e incluso en el personal de salud, la desinformación y el bombardeo de publicidad engañosa de las grandes empresas de fórmulas y alimentos infantiles; hacen dificultosa su práctica, por interponerse en los primeros momentos de la interacción madre-hijo que son cruciales para garantizar una lactancia exitosa. Hoy en día la práctica médica «deshumaniza» este primer contacto de la madre y el bebé, separándolos innecesariamente en el momento del nacimiento, cuando lo ideal y natural es que desde el primer instante de vida extrauterina ese nuevo ser sienta que mantiene el contacto con MAMÁ. El nacimiento no debe ser una fractura de ese vínculo, es una continuación, que gracias al apego inicial dado por la lactancia, se mantiene durante los primeros años hasta que el bebé humano, particularmente inmaduro, logra ir alcanzando la independencia necesaria para apartarse sana y paulatinamente del cuerpo materno.

El primer encuentro madre-hijo debe ser el inicio de muchas nuevas sensaciones visuales, olfativas, táctiles y auditivas que marquen el hermoso camino de la lactancia, ofrecer el pecho al bebé lo más pronto posible permite la conexión de ambos y garantiza que se pongan en marcha todos los mecanismos de adaptación al mundo externo; le brinda al nuevo Ser calor, seguridad, amor y por supuesto alimento.

Justo luego de nacer el bebé sano es capaz de “reptar” instintivamente sobre el cuerpo de su madre hasta llegar a su pecho y tiene la capacidad de prenderse sólo del mismo para alimentarse, orientado por estímulos especiales como el aroma de secreciones propias que se originan en el proceso del nacimiento. Cuando la lactancia se instala en la primera hora de vida de manera adecuada y se brinda apoyo y confianza a la madre, permitiendo al bebé mantenerse en contacto constante con ella, las hormonas encargadas de la producción y eyección de la leche (prolactina y oxitocina) funcionan en forma ideal y el proceso fluye adecuadamente.

Es importante que durante el embarazo los padres se preparen con buena información y apoyo del equipo de salud para este momento y así poder brindar con plenitud el mejor regalo de vida al nuevo miembro de la familia.