Quiero un hermanito

Es la canción mejor cantada por Miguel desde hace casi un año. No lo pide como si fuera un juguete o un helado, su petición viene acompañada de cierto grado de comprensión de lo que ello significa. Su forma de relacionarse con bebés en la calle, con sus primitos (as) menores y la babita que se le sale cada vez que juega con algún lactante, es para convencerse realmente: el chamo desea un hermano.

Arrinconados por las exigencias del peque, su mamá y yo nos pusimos a investigar sobre las conveniencias o no de que Miguel sea un hijo único, y no nos sorprendió para nada conocer que hay una tendencia creciente en países de América Latina, de familias con un solo hijo, que consideran que los hijos únicos no tienen que ser necesariamente egoístas y mezquinos como era su fama, sino que depende del modelo de crianza que se le imparta.

No es que mamá y papá estén negados a darle un hermanito al cariñoso Miguel, pero hay que considerar que el argumento para tener otro hijo, no puede ser solamente el de darle un compañerito de juego al mayor. Debemos disponer de tiempo, espacio físico en casa, estabilidad económica y sobre todo que sea un deseo de unos padres que tengan plena conciencia de lo que ello significa.

Ya sabemos que lo más común es que los padres se preparen para decirle a su hijo que viene un hermanito en camino, pero cuando es el chamo el que hace la solicitud, la preparación es igual de importante y no debe agarrarnos desprevenidos. Como fue dicho arriba, somos los padres los que decidimos, y de acuerdo a esa decisión hay que ir preparando el discurso:

Sí vendrá el hermanito

En estos casos hay que preparar al hermano mayor para que sepa que su nuevo hermanito tardará algún tiempo en llegar, y que cuando llegue será tan delicado que no podrá jugar con él como con otros niños de su edad. Hay que explicarles que el nuevo bebé no es un juguete y que hay tareas en las cuales no puede participar, como el aseo, cambio de ropa, cargarlo y otras que los padres consideren.

De igual manera hay que irle dando algunas responsabilidades durante el embarazo para que vaya haciendo el vínculo con su nuevo hermano. Puede cantarle, contarle historias y hablarle de lo mucho que quiere hacer con él o ella cuando nazca. Puede además participar en la selección de ropa y artículos para bebés y podemos incentivarlo para que haga algunos dibujos o manualidades en espera de su hermanito.

En todo ese proceso, el deber de los padres será dejar bien claro que el cariño será el mismo para los dos y que hay amor de sobra para todos en la casa.

No vendrá el hermanito

Hay muchas razones por las que una pareja prefiere quedarse con un solo hijo y todas ellas son válidas. La situación económica, razones profesionales, tiempo para dedicarles, no tienen a nadie más que les ayude con los cuidados, motivos de salud y agregue la de su preferencia. En cualquiera de los casos es necesaria una comunicación detallada, precisa y acorde con la madurez del pequeño que recibe la información.

Si prefieres explicarles sobre la situación económica, utiliza ejemplos prácticos y didácticos que el niño pueda entender, como comparaciones o demostraciones con piezas armables. Si el argumento es el tiempo a dedicarles, es preciso que hablemos con el peque para indicarle cuánto tiempo de nuestras vidas le dedicamos al trabajo, al entretenimiento, a las tareas del hogar, a la familia y especialmente al niño. Hay que explicarle que la llegada de un hermanito nos desajusta esos horarios y quisiéramos invertir tiempo de calidad para otro niño como el que le dedicamos a él.

Cualquiera que sea la razón que tengan los padres para decidir quedarse con un solo hijo, debe pasar por dejarle bien claro que no está solo. Debemos procurar acercarlo a primos, amiguitos, compañeros de escuela y vecinos de su misma edad, para que juegue con ellos, e incluso vaya a jugar a sus casas y ellos vengan a visitarlo a él. Es la forma que encontraremos para evitar que se sientan solos y tengan muchos compañeros de juegos, y aunque no es igual que tener un hermano, es una forma de expandir la hermandad hacia los amigos.