8 datos negativos que no sabías acerca de las anticonceptivas

Son más de tres generaciones que usan las anticonceptivas, nuestras mamás y hasta abuelas también la usaron, y sigue estando de moda. ¿Tienes acné? Usa la píldora. ¿Ciclos irregulares? ¿Cólicos menstruales? ¿Sangrados inusuales? ¿Hirsutismo? Usa la píldora. ¿Quieres evitar el embarazo? ¿Quieres lograr el embarazo? Usa la píldora. Total que, en la práctica, a cientos de miles de mujeres, cada año, se nos receta la píldora anticonceptiva como si de una solución mágica se tratara, por eso es importante considerar algunos factores antes de tomarla.

1. Hay de muchos tipos: además de la píldora, también entran en la categoría de anticonceptivos hormonales: la píldora del día siguiente, el parche anticonceptivo, el implante subcutáneo o subdérmico, el anillo anticonceptivo y el dispositivo intrauterino o DIU (existen DIUs sin carga hormonal, aunque los más comunes sí la incluyen). Su mecanismo de acción es inhibir la función ovulatoria normal lo cual impide la ovulación, trastorna la generación del moco cervical (la carretera que permite a los espermas alcanzar el óvulo), y altera el endometrio para que el embrión no logre implantarse.

2. No curan desórdenes hormonales: todos los anticonceptivos hormonales, debido a su impacto en el tejido endometrial, impiden a la implantación del embrión y son potencialmente abortivos. Esto significa que si ocurre la concepción, estos impedirán que el bebé se implante y siga desarrollándose normalmente, lo que desencadenaría un aborto sin que, en la mayoría de los casos, las parejas se den cuenta de ocurrió un embarazo. Esto es muy importante: los anticonceptivos hormonales no curan los desórdenes hormonales; al inhibir la ovulación los mitigan o esconden temporalmente.

3. Cada mujer es diferente: están compuestos por dosis genéricas, iguales para todas las mujeres. Lo natural es que cada mujer es distinta, tenga fases pre y post ovulatorias distintas, un patrón de sangrado particular y más. Los anticonceptivos hormonales tratan a todas las mujeres bajo el mismo molde.

4. Efectos secundarios: entre sus posibles efectos secundarios se enlistan: dolor de cabeza, dolor en los senos, náuseas, sangrados intermensuales, cambios de humor, acné, disminución o pérdida del deseo sexual, diarrea, estreñimiento, aumento o pérdida de peso, crecimiento de vello en lugares inusuales, várices periféricas, trombosis, pérdida de la visión, vómitos intensos, y un largo etcétera. Cada mujer reaccionará de manera diferente a su uso y, aunque los efectos secundarios generalmente disminuyen o desaparecen en un par de meses, algunos son potencialmente mortales.

5. Pueden generar cáncer: si bien su uso puede disminuir el riesgo de cáncer de ovario y del endometrio, estudios han mostrado que también puede aumentar el riesgo de padecer cáncer cervical, cáncer de mama y cáncer en el hígado, así como un mayor contagio de infecciones de transmisión sexual.

6. Sus fabricantes pagan por que se vendan: cada año las compañías farmacéuticas pagan millones de dólares en daños por el uso de anticonceptivos hormonales. Aun así, los productos siguen siendo promocionados y recetados porque, aunque arriesguen la vida y salud de las mujeres, les permiten evitar un embarazo.

7. Los anticonceptivos son contaminantes: en especial para los estrógenos. Recientes estudios han demostrado cómo especies completas están cambiando en respuesta a los estrógenos artificiales que cada año son depositados en el agua a través de la orina. Aunque no los tomes, tú, y yo, y todo el mundo está ya bajo el efecto de estas poderosas drogas.

8. No los desecharás fácilmente: a tu cuerpo le puede tomar hasta 12 meses recuperarse después de descontinuar su uso. Mientras tanto puedes seguir experimentando sus efectos secundarios o bien ciclos irregulares, anovulatorios o con ovulaciones o menstruaciones más dolorosas.

Cinco años después de haber tomado la píldora descubrí que ya no tenía un par de quistes, sino decenas de ellos. Tenían ovario poliquísticos, una condición que pude haber descubierto y tratado antes de no haber estado enmascarada por el uso de anticonceptivos hormonales. En mi caso y en el de muchas, introducir hormonas artificiales en mi cuerpo no fue la solución, sino fue el surgimiento de otro problema.

Si tu ginecólogo te recomienda su uso conversa con él. Tienes derecho a conocer sus efectos secundarios, riesgos; pídele un diagnóstico, no solo un tratamiento genérico. Recuerda que tú puedes conocer tu salud y fertilidad con un alto grado de confianza, de forma ecológica y, lo más importante, sana. Hoy, nadie más que tú vive en tu cuerpo: conócete, quiérete, cuídate.

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